Hombres de una sola palabra
POR RICARDO ROA
El arrepentido estaba frente al Jurado. Iba a ratificar finalmente una denuncia contra la mafia. Pero de pronto vio entrar a la sala de audiencias a su hermano traído de Sicilia y escoltado por los mafiosos. Primero enmudeció y después dijo que todo lo que había confesado hasta ese momento era mentira. El arrepentido es Pentangeli, el mafioso es Michael Corleone y la escena es de El Padrino II.
No es lo mismo pero tiene cierto aire de familia con la película que están protagonizando Leonardo Fariña y Federico Elaskar. Frente a una cámara oculta, Fariña reconoció que traía plata negra desde el Sur de Lázaro Báez y Néstor Kirchner para que Elaskar la sacara del país desde una cueva financiera montada en Puerto Madero. Y Elaskar ante otra cámara confirmó todo eso y explicó cómo lavaba ese dinero con empresas fantasma en el exterior. Más aún: dijo que había tenido que vender su financiera a gente de Báez porque lo habían amenazado de muerte.
Como Pentangeli, Fariña y Elaskar ahora dicen que no es verdad lo que dijeron que era verdad.
Está claro cuál de las dos versiones darán si la Justicia los cita. Y también, que la operación arrepentimiento busca sacar a Báez y a los Kirchner de la cancha. Lo que no lo está es qué les sucedió después del domingo, qué mensajes recibieron. Fariña y Elaskar ahora dicen lo contrario pero singularmente dicen lo mismo si se los escucha bien: detrás de todo estaba Báez. Ese el costado político que pega en el corazón del poder. Y hay una instancia judicial que ya encuadra el caso bajo la figura de asociación ilícita.
Después de las escenas nadie puede hacerse el distraído.
La corrupción emerge de cuerpo entero y por más esfuerzo que se haga no hay manera de asociar la meteórica fortuna de Báez, las Ferrari y las fiestas de Fariña, la cueva y los departamentos de superlujo de Madero Center, los tragamonedas de Cristóbal López o las Harley Davidson de Boudou con la revolución que pregona el kirchnerismo.
“El capitalismo es un sistema que se expande de manera viral, depredadora”, dice el filósofo Ricardo Forster, líder de Carta Abierta, el club de intelectuales que se reivindican de izquierda y defienden cada acto del Gobierno ¿Y la corrupción del poder cómo se expande, Forster?
Si creen que vivimos un proceso revolucionario tan trascendente como para ser indulgentes con la corrupción, deberían explicarnos cuál es la revolución que nos estamos perdiendo. A menos que crean que el fenomenal blanqueo de Cristina que permitió el lavado de dinero de Báez es revolucionario. O que piensen lo mismo de una reforma judicial que podrá consagrar su impunidad.
Es posible que sigan defendiendo lo indefendible. También que, en algún momento, los intelectuales del modelo que dicen que los medios mienten y la revolución es K vayan como Fariña y Elaskar a la TV aunque para decir que “armaron la ficción que les pidieron que armaran”.