En los últimos días, el titular del AFSCA lanzó una catarata de afirmaciones falsas y maliciosas sobre el Grupo Clarín en relación a ley de medios.
Aquí van algunas de ellas, seguidas de la verdad:
“Esta norma regula el mercado audiovisual y no interviene en los contenidos de los medios, los cuales son decididos por los licenciatarios”.
FALSO. La ley interviene en los contenidos al quitarle sus licencias a sus actuales titulares, modificando así la línea editorial de dichos medios. Eso fue, sin ir más lejos, lo que pasó con medios como Radio 10 o C5N, que modificaron su programación y cambiaron a sus periodistas. Eso es lo que busca el Gobierno con Canal 13 y TN.
“La incompatibilidad en una misma ciudad entre un servicio de cable y una señal de aire es razonable”.
FALSO. Nada menos razonable que prohibir dos servicios que no compiten entre sí, uno de los cuales no usa espectro. Esta prohibición no existe en todo el mundo, y fue hecha para silenciar a Canal 13. Mientras tanto, se le permite tener televisión abierta a empresas de energía, casinos, minería y obras públicas.
“Si Clarín dejara Cablevisión en Buenos Aires, otro se haría cargo de esa licencia y para los usuarios sería lo mismo”.
FALSO. ¿Quién asegura que Cablevisión seguiría teniendo el mismo servicio, los mismos contenidos y la misma calidad e innovación que ahora? El nuevo licenciatario podría cambiar canales, discontinuar otros, y, en definitiva, dar un servicio diferente al que hoy eligen libremente los usuarios de Cablevisión. Desde ya, no podría invertir porque carecería de la sustentabilidad necesaria, como establecieron los peritos.
“Si cambiara el titular de la licencia Canal Trece, esa empresa elegiría su programación con la misma libertad y las mismas obligaciones que hoy tiene el multimedios Clarín”.
CONFESIÓN DE PARTE RELEVO DE PRUEBAS. Sabbatella reconoce que lo que busca la ley es alterar los programas, contenidos y señales que la gente elige. Ese nuevo titular podría, como ya sucedió con otros medios, discontinuar Telenoche, cambiar sus conductores o su línea editorial, eliminar el programa de Lanata y muchas otras cosas. Hoy Canal 13 puede ser crítico porque pertenece al Grupo Clarín, que además lo respalda económicamente frente a la asfixia que le provoca el Gobierno.
“Decir que un canal de aire o de cable podría desaparecer con la aplicación de la ley es tan falso como lo sería indicar que una autopista dejaría de existir si cambia el concesionario”.
HONESTIDAD BRUTAL. Esta comparación de la libertad de expresión con una autopista da cuenta de la concepción autoritaria y hegemónica que tiene sobre un derecho fundamental. Nada hay más diferente a la monotonía del asfalto de una autopista que la programación e información que diariamente brinda el Grupo Clarín a millones de personas. Es cierto que si cambia el concesionario de una autopista puede no cambiar demasiado para los usuarios. Por el contrario, si se priva a Grupo Clarín de sus licencias se privará a toda su audiencia de una programación crítica, entretenida y que contribuye al debate público. A diferencia de lo que podría pasar con una autopista, si los medios de Grupo Clarín cambian de dueño no serán los mismos y seguramente, como ya pasó con muchos otros medios tomados por el Gobierno, desaparecerá la principal voz crítica y se incrementará la monotonía del discurso oficial".
“Los límites a las licencias se sujetaron estudios previos, son consecuencia de numerosas variables y están inspirados en las mejores legislaciones del mundo”.
FALSO. Como quedó demostrado en la audiencia pública, el AFSCA no pudo mostrar ni siquiera un estudio concreto que analizara si existen en el mercado argentino de medios niveles de concentración nocivos o superiores al promedio mundial. Y, menos que menos, análisis de mercado que indicaran que los límites de la ley son razonables y no fueron puestos de manera caprichosa, como una represalia contra un medio crítico. Todo lo contrario: ninguna legislación internacional tiene restricciones como las 24 licencias de cable, el 35% de la audiencia, la prohibición de producir más de una señal audiovisual o la incompatibilidad de Cable vs. TV abierta. Fueron puestas con nombre y apellido.
“Los servicios que debe dejar de prestar una empresa para adecuarse a los límites establecidos por la ley serán prestados por otra, sin afectar la vida cotidiana”.
FALSO. Los nuevos licenciatarios no garantizan la provisión ni de los contenidos ni de los servicios brindados por los anteriores. Más aún, en muchos lugares directamente no podrán llegar esos contenidos o esos servicios de la manera que hoy llegan, por el límite del 35% de audiencia. En otras, algunos de esos servicios se perderán, porque la red de cable fragmentada no podrá soportar el servicio de internet en las localidades que excedan ese límite.
“El Grupo Clarín posee 237 licencias, lo que significa 150 veces más que el promedio. Los métodos extorsivos que utilizó esa corporación empresaria para hacerse de esos sistemas de cable ya fueron largamente difundidos”.
FALSO. Cablevisión opera a través de 158 licencias locales, que es menos del 1% de las 2200 localidades a las que puede llegar su principal competidor, DirecTV, uno de los grandes beneficiados por la ley de medios. También hay otras empresas de cable que operan decenas de licencias, como Supercanal o Telecentro. A estas, además, el AFSCA las beneficia permitiéndoles cubrir con una licencia el mismo territorio que a Cablevisión le demanda más de 20. Cablevisión conformó su red de cable con inversión multimillonaria y genuina a lo largo de 20 años. Todos los cables que fue sumando a su red en la década del 90 (cuando no era de Clarín) fueron comprados a valores de mercado, millonarios en dólares, y quienes los vendieron hicieron excelentes negocios, multiplicando varias veces su inversión. No existe ningún cableoperador que haya denunciado jamás una venta bajo presión.
“Se habla de la afectación a los usuarios de Fibertel, pero la ley no regula internet”.
FALSO. La ley regula indirectamente internet, al prohibir a los prestadores de banda ancha por cable módem (básicamente Cablevisión) llegar con sus servicios a más de 24 localidades y 35% del mercado. Esta arbitrariedad deja automáticamente sin poder elegir el servicio de Fibertel a miles de clientes de Internet. La reducción de opciones favorece el monopolio de las telefónicas, impide la competencia por precio y velocidad, y, en definitiva perjudica al usuario de internet.
“Con la aplicación integral de esta ley, el hombre de a pie no sólo seguirá eligiendo en libertad los contenidos que le gustan, sino que podrá hacerlo con una oferta mayor de medios y de señales de televisión y radio.”
FALSO. Ya está demostrado que esto no es así. La ley tiene 4 años y no hubo ningún impedimento para que la oferta de “medios y de señales de televisión y radio”, como dice Sabbatella, se multiplicara exponencialmente. Todo lo contrario: hubo cientos de licencias para medios estatales y paraestatales, hubo concursos desiertos, hubo transferencias ilegales de medios a manos amigas… Y nada de eso requirió del desguace del Grupo Clarín. Lo que claramente hubo es una oferta cada vez mayor de medios y señales oficialistas, alimentadas por la publicidad oficial, la compra por empresarios amigos, las transacciones regulatorias y muchos otros mecanismos. Al punto que hoy el 80% de los medios audiovisuales responde al Gobierno. De lo que se trata, aunque no lo diga Sabbatella, es de ir por el 20% restante.
“Es gravísimo y lamentable que el Grupo Clarín siga sin incluir Paka-Paka en su programación”.
FALSO. Paka-Paka está en la grilla de Cablevisión desde hace dos años. Junto con otras señales estatales y paraestatales (como IncaaTV, Telesur o CN23), se encuentran, según la disponibilidad técnica de cada plaza, o bien en el sistema analógico o bien en el sistema “Básico Digital”, ambos sin cargo, codificación ni costo adicional, como marca la ley.
FUENTE: http://grupoclarin.com/disparates
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