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jueves, 14 de noviembre de 2013

Curarse con Ajo


El ajo es una planta medicinal que todos deberíamos usar y conocer: si somos observadores hay muchas personas que han vivido muchos años y eran consumidores habituales de ajos. Sus propiedades están basadas sobre todo en la gran cantidad de azufre que contiene, además tiene calcio, fósforo, hierro, sodio, potasio, vitaminas A, B, C y Nicotinamida (vitamina B . Es un alimento que produce calor y sequedad, por lo tanto está indicado en todas las dolencias donde exista frío y humedad como los catarros, reumatismos ,etc.

Es además un excelente depurador de sustancias tóxicas y por eso debemos tomarlo siempre que nos hayamos intoxicado, por ejemplo con marisco o pescado. Disminuye notablemente los niveles de grasas como el colesterol, los triglicéridos y el ácido úrico.
Hace la sangre más fluida, con lo cual previene la formación de trombos y coágulos. Inhibe en la sangre el crecimiento y desarrollo de bacterias peligrosas como la de la meningitis, tifus, difteria, neumonías y las responsables de diferentes abcesos.

Actúa favoreciendo la disminución de glucosa en la sangre por lo que conviene a los diabéticos. Regula la tensión arterial , sobre todo cuando está alta debido a que produce vaso dilatación , disminuye el número de latidos cardiacos, de ahí que sea muy útil para prevenir y curar anginas e infartos. Previene la arteriosclerosis con la formación de placas en las arterias.

Aparato locomotor: en la artrosis, osteoporosis, reumatismo, al favorecer la eliminación de residuos tóxicos de las articulaciones y aumentar la microcirculación con el consiguiente aumento de nutrientes y minerales al hueso y articulaciones. Para el aparato digestivo es un antibiótico potente, elimina las bacterias perjudiciales y respeta la flora bacteriana (bacterias intestinales buenas). Elimina los gases intestinales y las putrefacciones. Favorece las digestiones al ayudar a las segregaciones salivares y gásatricas. Previene y cura la apendicitis. Mata toda clase de parásitos intestinales, tipo larvas y lombrices. Corta la diarrea y es laxante en el caso de estreñimiento. Aumenta la secreción biliar y estimula su expulsión desde la vesícula al tubo digestivo.

Órganos sexuales: úsalo en el caso de tener impotencia o frigidez, aumenta además el apetito sexual. En la mujer regula la regla, la favorece, y la hace más abundante. No usarlo si hay cualquier hemorragia o exceso de sangrado al menstruar. En el aparato respiratorio desinfecta todo: garganta, faringe, bronquios, útil en resfriados, bronquitis, neumonías. Expectorante y descongestionante. Bueno en el asma. Sirve para limpiar los efectos del tabaco a nivel pulmonar.

Piel. Cicatriza heridas que no cierran. Se fríen ajos en aceite de coco y se echa la herida. En los piojos y caspa untar la cabeza con ajo y miel. Aplicado externamente quita las verrugas. Útil en el herpes y en los hongos externos e internos. Sistema endócrino. Aumenta el funcionamiento de la glándula tiroides, por lo cual está indicado en la obesidad y el hipotiroidismo. Estimula la liberación a la sangre de la insulina por parte del páncreas por lo que ayuda en la diabetes a regular los niveles de glucosa. Favorece la secreción de corticoides internos por las glándulas suprarrenales, de ahí la clave de todas sus propiedades, pues ya se sabe que la medicina utiliza los corticoides en procesos alérgicos, problemas pulmonares, reumatismos.

Sistema inmunitario o defensivo: fortifica la defensas frente a cualquier clase de infección (bacterias, virus, hongos, parásitos), como por ejemplo: En la peste de Tolouse en 1620 usaron el ajo cuatro ladrones para saquear las casas en las que estaban los que habían muerto por esa enfermedad, después confesaron su secreto.
También impide y previene cualquier clase de cáncer. Aparato urinario: estimula la formación abundante de orina, con lo que ayuda a eliminar toxinas. Sistema nervioso:
se sabe que el ajo es un antidepresivo por excelencia, debido a que aumenta enormemente la vitalidad, y por consiguiente la calidad de vida. Mantiene la mente despejada y lúcida.

(Boston General Hospital, Weekly Review)