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sábado, 15 de junio de 2013

Sorpresivo pedido de perdón de un ex Montonero


Sorpresivo pedido de perdón de un ex Montonero

14/06/13 - 19:50

Es el contador jubilado Federico Ramón Ibañez, que declaró en un juicio a marinos y pilotos acusados de los “vuelos de la muerte”, y apuntó contra la organización armada. Su testimonio.
Hizo un sorpresivo pedido de perdón que dejó sin palabras a más de uno. El ex militante de Montoneros, Federico Ramón Ibañez, acusó a la cúpula de esa organización armada del asesinato por venganza de su esposa durante la dictadura, en 1977, y se disculpó con “mis enemigos de entonces” y los “jóvenes que participaron y se vieron envueltos también por mi irresponsabilidad o el papel que jugué”.

Ibáñez, 70 años, contador jubilado, atestiguó en su condición de dos años prisionero en la ESMA y sobreviviente ante el Tribunal Oral Federal 5 (TOF5), que enjuicia a 68 marinos, entre otros, pilotos acusados de los "vuelos de la muerte".

"Quiero aclarar que mi esposa nunca fue colaboradora de Montoneros como era yo" advirtió ante los jueces, y denunció que "aún sabiendo que ella no era militante ni colaboradora, Montoneros resolvió que la tenía que matar y la mataron", informó la agencia DyN.

El ex integrante de Montoneros dijo que en los años '60 su esposa "había compartido con Mario (Firmenich, ex jefe montonero) muchos campamentos de la Juventud Estudiantil Católica" y habló de su relación personal "con Mario" al confiar que "jugábamos al fútbol".

Al ser consultado sobre su ingreso a la organización armada, respondió. “A Mario (Firmenich) lo conocí porque jugábamos al fútbol. Salió de la secundaria y (Fernando) Abal Medina (fallecido tío del actual jefe de Gabinete, Juan Abal Medina) me lo presentó y pidieron que los llevara a la villa. Esa fue mi relación inicial con Montoneros".

Ibáñez vivía con su mujer y dos hijas en una casa en Aráoz 2430 de la ciudad bonaerense de Boulogne, donde "alojábamos personas que estaban perseguidas, por ejemplo, Mario y alguna vez la hermana de Norma Arrostito", otra ex jerarca de Montoneros, según atestiguó. Había comprado esa propiedad en 1975, tras la muerte de Carlos Quieto, segundo de Firmenich, bajo la identidad falsa de Juan Carlos Pepi, con un DNI apócrifo “que me había dado Montoneros”, contó.

Hacia diciembre de 1976 en esa casa estaba escondido Marcelo Daniel Kurlat, (a) "Monra", jefe de la Columna Norte de Montoneros. Y ese año Ibáñez fue secuestrado por los marinos en una cita callejera con un compañero suyo de entonces. "Me llevaron a la ESMA y me aplicaron todas las torturas que se pueda imaginar. Querían saber dónde vivía. Yo no se los decía", sostuvo.

"Me propusieron que se los dijera a cambio de la vida de mi mujer y mis hijas", contó. Ibáñez relató que avisó por teléfono a su mujer que "estaba detenido" y que "se fueran porque en una hora iban a llegar allí". Un represor tomó el teléfono, según él, y dijo: "La vida de tu esposo depende de vos, agarrá a tus hijas y andate. No digas nada porque en una hora estaremos ahí".

Entonces el grupo de tareas enfiló hacia la casa con Ibáñez de "pasajero" y al llegar se entabló un tiroteo con Kurlat, que resistió hasta agotar la munición y se entregó manos en alto. Allí cayó ejecutado y su cadáver nunca apareció. La esposa y las hijas se habían ido un rato antes, contó Ibáñez, quien agregó que días más tarde dos miembros de la cúpula de Montoneros la citaron bajo engaños para vengarse.

"José María o Luis María Luján fue el que ejecutó la 'sentencia' para mi mujer", acusó. "Me dolió...nunca lo pude entender", dijo en referencia al episodio que le costó la vida de su señora y explicó que un día en la ESMA "pedí hablar por teléfono a casa de mi mamá y ahí me enteré de lo que había ocurrido...un mes después...que habían matado a mi esposa...". Además, reconoció haber sido “parte del staff” de prisioneros obligados a prestar servicios al grupo represivo.

Luego, llegó la parte más reflexiva de su testimonio. "No tengo odio ni a uno ni otro lado" pues "me siento responsable y asumo mi responsabilidad de haber contribuido a una locura de violencia que no debiéramos ver más", manifestó y lamentó "no haber buscado dentro mío las reservas morales e intelectuales suficientes para enfrentar el lado oscuro del espíritu del tiempo de mi generación".

"Pido perdón a mis enemigos de entonces y a los jóvenes que participaron y se vieron envueltos también por mi irresponsabilidad o el papel que jugué", sorprendió, y criticó "la mentira y la falta de compasión de las memorias hoy vigentes en Argentina que rechazan la confesión y el perdón, que ahora parecen malas palabras".

FUENTE http://www.clarin.com/politica/Sorpresivo-pedido-perdon-ex-Montonero_0_937706741.html

sábado, 16 de junio de 2012

EL BOMBARDEO A PLAZA DE MAYO

Escrito por
  • ‎16 de Junio de 1955 EL BOMBARDEO A PLAZA DE MAYO

    Imaginemos que un mediodía cualquiera vamos a Plaza de Mayo.
    Que vamos a trabajar, a realizar un trámite, a pasear o a llevar a nuestros hijos o nietos para mostrarles la Casa Rosada, los Granaderos, la Pirámide, la Catedral o el Cabildo.
    Imaginemos que nos bajamos del colectivo, del taxi, que subimos las escaleras del subte o que venimos del estacionamiento donde dejamos nuestro auto.
    Que vamos caminando por la plaza y en ese momento se acerca un avión y tira una bomba de 100 kilos en la Casa de Gobierno.
    Es el mediodía, miles de personas, como todos los días están en Plaza de Mayo. Ahora bien, esto que nos parece tan difícil de imaginar una vez pasó.

    Fue el 16 de junio de 1955. Ese día a las 12:40 una escuadrilla a cargo del Capitán Noriega desciende sobre la Casa de Gobierno.

    Su avión dejó caer una bomba de 100 kilos con el objetivo de matar a Perón. Después siguieron mas aviones descargando cada uno bombas de 50 kilos.

    Estalló Plaza de Mayo y la gente corría espantada y todo era un caos.

    Mientras el vuelo continuo de 28 bombarderos arrojaban casi 100 bombas en menos de tres horas de ataque.
    Estos aviones no sólo atacaron la Casa de Gobierno, sino que también lo hicieron con la CGT, el Ministerio de Guerra, el Departamento de policía, el ex Palacio Unzué, de Agüero y Libertador, hoy Biblioteca Nacional, y todas las calles de los alrededores (tratemos de imaginarnos si esto ocurriera hoy).

    En esos aviones de la Marina, no sólo iban pilotos de esa fuerza. El Dr. Miguel Ángel Zavala Ortiz, quien después fuera Canciller de Illia, iba en uno de ellos.

    Fue piloto de la partida criminal el capitán Osvaldo Cacciatore quien años más tarde se desempeñaría como Intendente de Buenos Aires en el gobierno de la dictadura militar.

    Pero es de resaltar que La Convención de Ginebra condena expresamente los bombardeos aéreos sobre una ciudad abierta como Buenos Aires para el caso de guerras entre naciones, sin embargo no obstante lo que establece el tratado debemos decir que estos asesinos tuvieron una conducta doblemente reprochable: porque bombardearon a miles de inocentes y además intentaron derrocar a un gobierno elegido democráticamente por el casi 70% de la población.

    Del resultado de semejante masacre no hay números de victimas confiables, pero lo más cercano a la realidad fueron 350 muertos y más de 1000 heridos, todos inocentes trabajadores. Y todo esto pasó un día cualquiera sin que nada anticipara semejante barbarie.

    Los sicarios cipayos vendepatrias y traidores vernáculos, respondieron con odio a sangre y fuego y con el: “Se acabó la leche de la clemencia" del Dr. Américo Ghioldi -Partido Socialista-

    Decía el General Perón:
    La única verdad es la realidad, y la actual realidad nos dice que esta dirigencia burguesa que se ha enquistado en el poder de nuestra Patria, ha incumplido con lo demandado por el pueblo, éstos no han hecho en todo este tiempo más que defender sus propios intereses y la de sus amos externos. Es por ello que se hace imperiosa y sumamente necesaria la creación de un frente único que nuclee a todas las organizaciones políticas, sindicales, sociales y culturales que luchan contra este sistema neoliberal, oligárquico, inhumano y genocida. La concreción de este frente como herramienta electoral única, es y será sin dudas uno de los más fabulosos proyectos que todo pueblo que lucha por su liberación y contra la opresión puede lograr, es llevar la resistencia a las puertas mismas del imperio colonizador.

    El mediodía del 16 de junio de 1955 se produce el bárbaro ataque aéreo de metralla y bombardeo a la Plaza de Mayo, nuestra propia Guernica nativa.

    Aviones Gloster Meteor de la Armada de guerra nacional dejan caer sin aviso sobre el pueblo desprevenido nueve toneladas y media de explosivos, incluso una bomba que estalló en el techo de la Casa Rosada y otra que destruyó totalmente a un trolebús repleto de pasajeros.

    Era la antesala de la trágica irrupción oligárquica-imperial de tres meses después, que iba a acabar con el gobierno del general Perón.
    Un gobierno que entre 1946 y 1955, partiendo de un país tan pobre, injusto y dependiente como el que hoy sufrimos, supo construir una nueva Argentina justa, libre y soberana, modelo para todas las naciones de América.
    Que pudo crear un ministerio de trabajo, triplicar los salarios y asignarle a los trabajadores más de la mitad del producto bruto nacional.
    Que pudo crear un ministerio de educación y quintuplicar el presupuesto en esa área, doblar el sueldo de los docentes, y construir más escuelas que las hechas a lo largo de toda la historia del país.
    Que pudo crear un ministerio de salud pública y multiplicar cincuenta veces su presupuesto, y bajar en solo dos años los casos de paludismo de veintitrés mil a quinientos.
    Que construyó, por ejemplo, entre otras setenta y seis mil obras públicas, un gasoducto de mil setecientos kilómetros que transportaba diariamente un millón de metros cúbicos de gas; que construyó también, por ejemplo, el aeropuerto internacional más grande del mundo.
    Que produjo todo el carbón, el aluminio, el gas y el petróleo que se consumía. Que creó una planta nacional de energía atómica.
    Que convirtió al país en uno de los seis que volaban sus propios aviones a chorro.
    Que canceló totalmente la deuda externa.
    Que duplicó la renta nacional.
    No, estas estadísticas de sueños que en nueve años pusieron al país como modelo de dignidad y desarrollo no podían seguir. Había que acabar con el gobierno del general Perón.

    Transcribimos el fragmento que describe el dramático acontecimiento del 16 de junio de 1955 del magnífico historiador Salvador Ferla en “Mártires y Verdugos”, Editorial Revelación, 3ra. Edición, Buenos Aires, octubre de 1972, páginas 24 y 25.

    [...] La oligarquía ambiciona el regreso al poder total, la restauración de su régimen y la anulación del proceso revolucionario iniciado en 1943. Conoce los obstáculos porque los ha palpado y reiteradamente se ha roto las narices contra ellos. Son el pueblo politizado, presente, activo; y el ejército, colocado en su exacta ubicación nacional. Al primero planea anestesiarlo mediante el terror; al segundo desarticularlo y reestructurarlo en milicia partidaria a sus órdenes.

    La primera y potente inyección de anestesia la recibe el pueblo el 16 de junio de 1955. Ese día sucede en Buenos Aires algo espantoso y absolutamente inconcebible: una formación de aviones navales bombardea Plaza de Mayo.
    El pretexto es matar a Perón, a quien suponen en la Casa de Gobierno, para lo cual se bombardea la plaza, se ametralla la Avenida de Mayo, y hasta hay un avión que regresa de su fuga para lanzar una bomba olvidada. Cientos de cadáveres quedan sembrados en la plaza histórica y sus adyacencias, unos pertenecientes a civiles que habían acudido en apoyo al gobierno, y otros de anónimos transeúntes.

    Es el primer castigo, la primera dosis de castigo administrada al pueblo.
    Es el fusilamiento aéreo, múltiple, bárbaro, anónimo, antecesor de los que luego realizarían en tierra firme con nombres y apellidos [se refiere a la masacre de José León Suárez en la represión del levantamiento cívico-militar del 9 de junio de 1956, a los mártires y verdugos que le dan título al libro].

    Entre este grupo de aviadores [entre los que estaba el capitán Osvaldo Cacciatore, que después del 76 cobraría fama y fortuna como intendente porteño del Proceso] que mata desde el aire a una multitud, y los agentes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que “fusilan” a un núcleo de civiles en un basural, tirándoles a quemarropas sin previo aviso, solamente existe una diferencia de ubicación.

    Este episodio criminal, este acto terrorista comparable al cañoneo de Alejandría y de ciudades persas efectuados por la flota inglesa, también con propósitos de escarmiento, no tiene antecedentes en la historia de los golpes de estado.
    Porque hasta en la lucha entre naciones está proscripto el ataque a ciudades indefensas, y porque la guerra aérea, con el bombardeo a poblaciones civiles, ha sido una tremenda calamidad traída como novedad por la última guerra mundial, que ha merecido el repudio unánime universal.

    Nuestro pueblo, que estuvo alejado del escenario de esa guerra, que jamás pudo con su imaginación reproducir la imagen aproximada de un bombardeo aéreo, experimenta ese horror -el horror del siglo- en carne propia, por gestión de su propia aviación.
    Y esa aviación que nunca había tenido que bombardear a nadie, que no sabía lo que era un bombardeo real, hace su bautismo de guerra con su propio pueblo, en su propia ciudad capital.

    El 16 de junio de 1955, sufrimos los argentinos nuestro Pearl Harbour interno, donde la víctima es el pueblo y el agresor la oligarquía.
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    Lo copie del Muro de Facebook de mi amiga Monica Gomez.
    Aqui agrego algunas fotos y videos.
                           Vídeo del Bombardeo a Plaza de Mayo
    Este vídeo es el relato gorila del bombardeo, les falto decir que la culpa la tuvieron las victimas por estar en la Plaza, me hace acordar al funcionario que dijo sobre una de las muertes del accidente de 11. Viajaba en un lugar incorrecto.