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sábado, 6 de abril de 2013

Carta que le escribió Miguelángel Landa a Nicolás Maduro


 Carta que le escribió Miguelángel Landa a Nicolás Maduro

01/04/2013

El actor venezolano, Miguelángel Landa, tomó la decisión de pronunciarse sobre la crisis que vive Venezuela actualmente y desde su cuenta de Facebook le ha dirigido una carta a Nicolás Maduro:



A continuación les dejamos la misiva:

Mira Nicolás:


Ayer abriste la boca para hablar de PDVSA y su presidente. Lo que dijiste revela tu gran ignorancia sobre la materia petrolera y sobre la calidad moral de quien tú llamas un “apóstol”.

Dijiste: la “oligarquía, que saqueó al país, le tiene el ojo puesto a Pdvsa, a la riqueza petrolera, a la Faja Petrolífera del Orinoco”.

Déjame recordarte que la oligarquía es el gobierno de un grupito. La definición exacta es: La oligarquía es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de unas pocas personas. Eso es exactamente lo que son ustedes. Ustedes tienen 15 años “manejando” la faja del Orinoco. Pero la Faja es bastante más compleja que un autobús. Al no saber qué hacer no han hecho nada allí. Ni han aumentado la producción, ni han construido una sola planta de mejoramiento de crudos. Ni tienen dinero para desarrollarla porque lo han dilapidado con sus locuras y traiciones. Le han dado pedazos de la Faja a empresas que no tienen la tecnología ni la capacidad financiera para hacer el trabajo.

Dices que: “Henrique Capriles, abanderado de la Mesa de la Unidad Democrática, atacó a uno de los apóstoles de Chávez (…) a nuestro compañero Rafael Ramírez (ministro de Petróleo y Minería), atacándolo a él me ataca a mí, y al pueblo”.

Mira Nicolás: no sabes lo que es un apóstol. Un apóstol, por extensión de los seguidores de Jesús, es un propagador de una doctrina religiosa. Tú tienes la absurda pretensión de que el difunto era un nuevo Cristo y que sus seguidores son “apóstoles”, a lo última cena. Esta pretensión constituye un insulto para los venezolanos dignos y para los cristianos en general. Le haces un daño enorme a la memoria del difunto al pretender fundar una nueva iglesia donde se mezclarían él como un nuevo Cristo, Maria Lionza y tu fallecido mentor Sai Baba (a quien le encontraron unos $8 millones en oro y efectivo en su casa, después de su muerte). Esa pretensión representa un factor de embrutecimiento colectivo, Nicolás.

Pregúntale a tu “apóstol” Ramírez , si quieres saber quién es, qué pasó con la contratación de la gabarra Aban Pearl, qué pasa con el patrocinio a Pastor Maldonado, qué pasó con la contratación de taladros a empresas fantasmas, qué pasó en Amuay, qué pasa en PDVSA que está politizada y corrupta hasta los tuétanos, qué pasó con el Fondo de Ahorros de los trabajadores, qué pasa con los jubilados de la empresa, qué pasó con los tres millones de dólares depositados por él en el Ocean Bank de Florida, qué pasa con la entrega de petróleo a Cuba, qué pasa con la producción declinante, qué pasa con las refinerías que funcionan a media máquina, qué pasa con los generadores a diésel que compraron y nunca llegaron a Venezuela, qué pasa con la comida podrida de PDVAL. A una persona con esas credenciales no se le puede llamar “apóstol”. Dices que quien ataca a Ramírez ataca al pueblo. No te hagas esas ilusiones. Quien lo ataca a él, te ataca a ti y a tu podrido régimen.

Dices que la oposición quiere “ponerle la mano a Pdvsa para privatizarla y entregarla a las transnacionales”. No seas ignorante, Nicolás. ¿No sabes que eso es lo que existe actualmente en la Faja? ¿El apóstol no te ha dicho que allí existen docenas de empresas transnacionales metidas por ustedes mismos? Allí están ChevronTexaco, Total, las rusas, las chinas, la de Vietnam, la cubana, la iraní, la de Bielorrusia, la española, etc. Allí están Raimundo y todo el mundo, ¡Nicolás! ¿Sabes que es una empresa transnacional? No creo que lo sepas. Es una empresa que opera más allá de sus fronteras. Todas las que están en la Faja son transnacionales, Nicolás. No seas ignorante, chico.

Pero hay más, Nicolás. Ya PDVSA está significativamente privatizada por ustedes. ¿Tú no sabes lo que es privatizar? Es entregar en propiedad un recurso de la nación al sector privado venezolano o extranjero. ¿Y sabes tú quién lo hizo? Ramírez, chico, ¡por órdenes del difunto! Ustedes impusieron el fin de los contratos de operación en la Faja y su reemplazo por empresas mixtas, donde las empresas privadas transnacionales tienen el 40% de la propiedad del crudo producido. Ustedes desnacionalizaron, chico. Ustedes privatizaron, chico. No seas tan ignorante, Nicolás.

Nicolás: cállate. No sigas dando la cómica con tu ignorancia.

Das pena ajena, Nicolás.

viernes, 15 de marzo de 2013

La Verdad fue enterrada antes que Hugo Chávez

La Verdad fue enterrada antes que Hugo Chávez

Articulo del diario Alerta Total – http://www.alertatotal.net
Por Jorge Serrão 
serrao@alertatotal.net

Tal vez por esquizofrenia, deficiencia mental o falta de carácter, aquellos que piensan y actúan de manera torpe, radicalóide y sin ética, haciéndose llamar socialistas, comunistas, fascistas, nazistas, etc., acostumbran atentar contra la Verdad – definida como realidad universal permanente. Pero los bolivarianos exageraron en la dosis de la mistificación en el manejo de la muerte del mito Hugo Chávez Frías.


En los medios diplomáticos y en el área de inteligencia militar argentina circula una información clasificada 1-A-1 sobre los procedimientos ante y post fúnebres del Presidente y revolucionario inventor de la República Bolivariana de Venezuela. La revelación explosiva es que el cuerpo exhibido, bajo total sigilo y seguridad, en una super-urna sellada, no es de un ser humano normal, deformado por un terrible cáncer. El cadáver seria un muñeco de cera. El simulacro de un Chávez “embalsamado”.


El sorprendente descubrimiento de que el cuerpo en el faraónico féretro bolivariano no correspondía a Hugo Chávez original, fue de la “Presidenta” de Argentina Cristina Kirchner. La gran amiga de Chávez estaba prevista para hacer el mas emocionado discurso político del velorio. Sin embargo, Cristina se sintió engañada al momento en que llegó cerca del difunto. Se quedó tan indignada y molesta que arregló una disculpa improvisada para volver urgentemente a su país – dejando incluso sin cola al presidente uruguayo José Mujica, quien junto con ella vino a Caracas.


La explicación explosiva para el regreso súbito de Cristina es relatada por la inteligencia militar argentina. Cristina tuvo un shock emocional cuando se vio involucrada en la farsa bolivariana montada para el velorio de Chávez. No pudiendo creer lo que sus ojos le mostraban, Cristina designo una oficial ayudante-de-orden para que investigase, de inmediato, si ella no estaría ante una “broma de mal gusto con la muerte de alguien que le era muy querido”.


La oficial argentina interpelo un alto-miembro del Ejército personal de Chávez – (debe referirse a la Guardia de Honor) quien prácticamente confeso la tramoya: allí no estaba el cuerpo original del amado comandante. La militar transmitió la información inmediatamente a Cristina – quien se impactó. Salio refunfuñando del Velorio para el hotel, avisando que ya no haría el discurso para un muñeco. El presidente impuesto de Venezuela, Nicolás Maduro, intento convencerla que hiciera lo contrario, sin éxito. Cristina regresó volando a casa.


La Presidenta Dilma Rousseff, que llevaba al ex presidente Luiz Inácio en brazos, fue informada del incidente. Dilma y Lula dieron una breve mirada a la urna de Chávez, conversaron rápidamente con los presentes, y también se marcharon lo mas rápido posible – alegando cosas urgentes a ser resueltas en Brasil. Siguiendo el ejemplo de Cristina, no quisieron participar de la farsa completa de la sepultura de aquel que era el líder operacional-militar del Foro de São Paulo (organización que reune a las izquierdas revolucionarias, guerrilleras o simplemente gramcistas en América Latina y el Caribe).

A parte del cuento del “muñeco de cera” – una versión completamente no-oficial de las exequias de Chávez -, todo en torno a su muerte suena como una gran farsa, digna del mas cínico y mentiroso socialismo bolivariano que transformo a Venezuela en un país en descomposición política, económica y social. Todo indica que Hugo Chávez ya vino muerto de Cuba – donde murió no de problemas directamente relacionados al sarcoma que sufrió metástasis.

Lo que se lleva a Chávez realmente de este para otro mundo fue una brutal infección clínica, que le detonó sus pulmones. Tal hecho jamas será admitido oficialmente, ya que la leyenda-dogma comunista prescribe que la isla perdida de los hermanos Castro tiene “una de las medicinas mas avanzadas del mundo”. En caso de que se hubiese tratado en Brasil – como lo hicieron Dilma, Lula y el ex-presidente paraguayo Fernando Lugo -, Chávez podría estar "vivinho da silva"... Mala suerte para el que el Hospital Sírio-Libanês no acepto recibir sus millones para tratarse, sin la transparencia y en “secreto socialista”, de su grave caso médico.

Otro hecho que la inteligencia de los Estados Unidos ya dejó muy evidente en los medios diplomáticos. Chavez murió, probablemente, a comienzos de enero. La prolongación mentirosa de su vida fue apenas una tramoya para permitir la inconstitucional toma de pose de Nicolás Maduro, mediante la creación de mega drama popular en torno a la fanaticada por la “salvación” y cura del bien amado mito Chávez. El problema para el régimen venezolano es que el atraso en la revelación de la verdad contribuyó para que afloraran las mentiras ....

La tendencia política en Venezuela es de victoria electoral del presidente impuesto Nicolás Maduro, en las elecciones marcadas para el 14 de abril. Pero la temporada de peleas internas y traiciones entre los bolivarianos es apenas una cuestión de poco tiempo. A pesar de haber sido chófer profesional de autobús, antes de caer en el mundo fácil de la vida sindical, prácticamente sin trabajo, Nicolás no está maduro para ser líder de la revolución bolivariana. Chávez es insustituible. Y como un mito nunca muere, debe hacerles sombra a Maduro – quien tendrá que soportar las presiones de la oposición, en natural crecimiento, y las traiciones y rebeliones internas que deben surgir principalmente en el área militar venezolana (en franca división y conflicto entre Ejército y Marina).

El socialismo bolivariano ha implocionado a Venezuela. La demagogia ha seducido al electorado pobre o al mas miserable – siempre la masa maleable de maniobras de toda la Historia. Pero las clases media y alta de Venezuela comen del pan que Chávez amasó. La moneda de lana – el bolívar – vale tanto cuanto la verdad para los ideólogos socialistas. La crisis de desabastecimiento de productos básicos es alarmante. La inflación totalmente fuera de control. El desempleo solo aumenta. La estatal petrolera PDVSA opera en régimen de in-eficiencia La plata de los petro-dólares es utilizada mas para demagogias que para inversión en infra-estructura real. 


Las instituciones venezolanas se encuentran en descomposición. El Poder Judicial es una completa desmoralización. El Poder Legislativo una pieza manipulada por el Ejecutivo autoritario e arbitrario. La ingerencia ideológica de elementos del aparato represivo cubano en el gobierno bolivariano es un fenómeno políticamente dantesco. El nivel de corrupción venezolano es para darle envidia al mas grosero "mensalero" en Brasil. Venezuela tiene hoy todo lo peor que puede tener un país del tercer mundo, subdesarrollado, lleno de desigualdades y donde explota una onda de violencia sin perspectiva de control.


La situación venezolana poco afecta a Brasil. Los problemas concretos son apenas dos. El chasco de PDVSA en la alianza con Petrobrás en la sobre-facturada refinería Abreu e Lima, en Pernambuco, aun lejos de que salga del papel. El otro rollo son los préstamos que se pierden de vista del BNDES bodeguero para las grandes constructoras brasileras realizar mega-obras – también sobre-facturadas – en tierras bolivarianas. Por lo demás, Venezuela tiene relación comercial pequeña con Brasil.


Una previsible caída del régimen bolivariano – que es cuestión de poco tiempo – puede generar un efecto cascada (sin ambigüedades) entre los países afectados por el cáncer ideológico e ideocrático del Foro de São Paulo. La primera víctima de una post-derrocada Venezuela debe ser Argentina – donde las cosas van de mal en peor aun en la gestión de Cristina. Cuba también debe tener aun mayores problemas si la casa bolivariana se desmorona. El resto entra en el tradicional “efecto orloff” (una vodka que se hizo famosa con el lema publicitario “yo soy, tú mañana”).


La prematura muerte del comandante Chávez costará muy caro a los regímenes de democra-dura y capi-munismo del Foro de São Paulo. La metástasis política ya comenzó, con muchos tumores políticos entrando en fase de implosión. Resta apenas esperar para ver como la mezcolanza cancerosa se transformará en papilla dañada por las mentiras comuni-zantes.


Menos mal que no existe mal que dure por siempre o que nunca acabe... Reflexionemos sobre la representación de la imagen falsificada de Hugo Chávez (dibujo en el tope de este articulo) para que constatemos que todo, tanto lo malo y lo especial, siempre tiene un final..........

sábado, 9 de marzo de 2013

Algo más que un líder autoritario



Por Beatriz Sarlo  |  Para LA NACION
Chávez interpela a las democracias de la región porque las obliga a preguntarse por sus promesas incumplidas. La pobreza, la injusta distribución del ingreso, son problemas que el cesarismo plebiscitario no soluciona, pero sí pone al descubierto
07.03.2013 | 00:00

Es demasiado sencillo enterrar a Chávez en el catafalco de los líderes autoritarios, como un representante más de América latina en toda su tipicidad. Quedan varias cuentas por hacer antes de dejarlo allí.
La primera es la del pasado político venezolano anterior. Chávez no es inmotivado . Tampoco es el primer presidente de Venezuela que despilfarra la renta petrolera; no es el primero que esboza planes suntuosos que quedan a mitad de camino, olvidados, cubiertos por la ocurrencia siguiente. No es el primero que usó esa renta en el corto plazo, discurseando sobre el futuro sin darle bases más sólidas.
La segunda cuenta requiere no repetir, en el juicio sobre Chávez, los rasgos sumarios de sus propios pronunciamientos ni la grandilocuencia sin fisuras de sus gestos. Nos ponemos rápidamente de acuerdo: no le interesaba la lógica republicana. Pero Chávez fue algo más que un militar vuelto líder carismático que despreció las libertades clásicas. Su historia, desde que conoció, como cadete, al nacionalista peruano Velazco Alvarado, el presidente de la reforma agraria, trae anuncios desde el comienzo. No fue un recién llegado al escenario, que se transforma a medida en que se consolida. Anunció lo que llegaría a ser. Chávez fue, además, un caudillo militar y usó al ejército no sólo como instrumento de un golpe, sino también como sostén de su expansiva fuerza territorial. En esto se diferencia de otros líderes de América latina, en primer lugar de Evo Morales, de Correa y deNéstor Kirchner , que se sostuvieron con fuerzas de otro origen.
Su poder se extendió demasiado, pero su popularidad no resultó solamente de un vasto parque de artefactos publicitarios y del adoctrinamiento de masas. Su imagen no se construyó sólo a expensas de la libertad de prensa. No tuvo contemplaciones con esos derechos, pero no lo votaron como consecuencia de que los limitó cuantas veces pudo. Como muchos de los actuales presidentes de América latina, usó el aparato estatal y el dinero público para imponerse. Estos dirigentes han aprendido que el Estado es la máquina que construye su poder. La larga saga del exilio de Perón, esos 18 años de proscripción, hoy es inconcebible. La ocupación del Estado y la incontrolada disposición de sus recursos son la clave de bóveda del poder, la matriz donde se reproduce.
El tercer punto a considerar: la hegemonía cultural y política del chavismo cambió, probablemente para siempre, la relación de los sectores populares con los gobiernos en Venezuela. En un nivel simbólico, Chávez aseguró su representación: se identificaron con el líder como no se habían identificado con los dirigentes anteriores, aunque éstos fueran más respetuosos de las instituciones. Podrá decirse, con razón, que uno de los dramas latinoamericanos es la escisión entre la institucionalidad política y la experiencia de que esa institucionalidad no es el instrumento que responde más rápido a necesidades reales. Ésta es una cuestión abierta; sobre ella, la Argentina escribe también un capítulo, con su propio estilo. De allí al desprecio por las instituciones hay solo un paso.
Frente a Chávez, la democracia debe preguntarse una vez más qué sucede con sus promesas incumplidas. Entender a Chávez no implica justificarlo. Y es también una tarea mucho más difícil que la sencilla identificación que pasa por alto todo. Exige aceptar y corregir que, en la mayoría de los países sudamericanos, la democracia no ha persuadido de que es un régimen capaz de superar los límites que le plantean la pobreza y la injusta distribución del ingreso, la violencia (que en Venezuela perduró y se agravó durante el chavismo) y la destitución en la vida cotidiana. Éstos son los problemas de la democracia que el cesarismo plebiscitario no soluciona, pero pone trágicamente al descubierto. Los señala, los utiliza como bandera de transformación y como excusa demagógica, les da reconocimiento, los malversa, los desordena, los ataca y, al mismo tiempo, los deja persistir.
Hugo Chávez fue, además, un caudillo de carisma agobiante y arrollador (su simpatía, su voz, la munificencia de su oratoria rica en maldiciones, imprecaciones, vocativos de fuego y amenazas). A diferencia de otros líderes populistas, su relación con la tradición histórica de América latina fue intensa y peculiarmente íntima. El adjetivo "bolivariano" no era, en su caso, una mención escolar; mostraba el deseo de inscribirse en la larga duración histórica. No se trata de medir ahora la versión de Chávez sobre esa historia, sino la fuerza que buscó en un linaje que arrancaba en las guerras coloniales y llegaba a hombres que sólo él recordaba en la vorágine superficial del discurso político: Sandino, Prestes. La relación de Chávez con estos hombres era vital. Se sentía uno de ellos.
Esto no mejora su autoritarismo, pero indica que su temple estaba atravesado por vetas auténticas del pasado y rayos de novedad. Fue el último antiimperialista a la vieja usanza. Y el primero de una fila de líderes que practicaron un antiimperialismo que, influido precisamente por un error arcaico, no les permitió distinguir los conflictos planetarios del presente. En Chávez estuvieron esas dos almas. La de la renovación de un discurso latinoamericanista que agonizaba después del fracaso autoritario de la revolución cubana y la de un antiimperialismo viejo y nuevo, que lo llevó a sus incursiones diplomáticas en Irán.
Durante todos los años que gobernó, la oposición no estuvo a su altura. Esto no convierte a ningún gobierno en aceptable ni justifica sus errores. Pero simplifica la foja de sus responsabilidades, sin eximirlas. Oponerse a un líder carismático que ocupa sin fisuras todo el Estado vuelve imprescindible un gran potencial político que incluya el reconocimiento inteligente de las causas que lo han sostenido allí. Por supuesto, tampoco sus herederos tienen una tarea sencilla por delante. Ellos enfrentan el dilema de una repetición imposible, precisamente por las razones que hicieron de Chávez el hombre que los dirigió hasta ayer. Y que hasta ayer los mantuvo unidos. La herencia puede separarlos.
© LA NACION.