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lunes, 26 de enero de 2015

Los disparates de un paranoico

Los disparates de un paranoico

Por Gabriel Levinas  | Para LA NACION

 
Me pidió que nos encontráramos en un parque del barrio de Caballito, dijo que conocía mi cara y se iba a acercar cuando estuviera seguro de que no lo estaban siguiendo. Era un sábado a la tarde y yo no tenía nada que hacer, no perdía nada. Confieso que después me dio un poco de temor, llegué a imaginar alguna trampa. La curiosidad pudo más y fui.

Esperé diez minutos sentado en el banco cuando pude observar a un hombre cincuentón, calvo. Su cuello parecía hundido en una campera de nylon marrón, como intentando ocultar su cara. Pasó disimuladamente un par de veces frente a mí antes de sentarse.

Se presentó como Bernardo. Sin preámbulo comenzó a narrarme lo que trataré de transcribir lo más fielmente posible, ya que no me permitió grabar. No dejaba de mirar hacia todos lados, preocupado y vigilante. Sólo interrumpió su relato cuando me pidió que sacara la batería de mi celular.

Dijo haber trabajado hasta julio de 2012 en la Presidencia de la Nación. Formaba parte de un grupo de planificación que dependía directamente del jefe de Gabinete.

La narración era un poco atolondrada, la fechaba a principios de 2007, cuando se decidió llevar adelante un plan tendiente a implementar una serie de medidas, algunas públicas y otras de carácter secreto, para poner en práctica lo antes posible algo que Bernardo llamaba "la dictadura científica".

El proyecto se basaba -de ahí su nombre- en una idea de Aldous Huxley cuando escribió en 1932 su novela Un mundo feliz . Huxley explicó años más tarde que las propuestas del futuro dictador serían implementadas sin dolor por un cuerpo de ingenieros sociales altamente capacitados. Ya no sería necesario matar o encarcelar a nadie para imponerlas.

Pero este proyecto era mucho más sofisticado; de hecho, eran impensables para Huxley los avances científicos y tecnológicos que hoy posibilitan de manera asombrosa conocer toda la actividad de los ciudadanos. Sus pensamientos, sus círculos de amistad, sus costumbres, hasta sus más íntimos secretos.

Por cierto, estaban dispuestos a usar todo el aparato estatal para mejorar la vieja idea. Para ello era imperativo subordinar a la Justicia y evitar inconvenientes propios de las repúblicas democráticas. Iban a aprovecharse de las debilidades de la democracia para poder instalar la más sofisticada de las dictaduras.

Se creó rápidamente un grupo especial de la SIDE, que coordinara en todo el país la recolección de datos mediante la utilización de cientos de camionetas que transportan unos equipos de última generación comprados en Estados Unidos, que escanean y recolectan cualquier transmisión de datos por vía inalámbrica en dos cuadras a la redonda. Celulares, WI-FI.

La capacidad de almacenamiento de la información digital, como todos sabemos, es ilimitada. "Pero ¿quién procesaría y para qué todo ese enorme caudal de información, básicamente inútil?", pregunté.

Bernardo esbozó su primera sonrisa y dijo con repentina calma: "Todo sirve, todo".

"Ellos guardan todo -continuó- no sólo eso guardan, también guardan todas las causas judiciales, denuncias policiales, movimientos de las tarjetas de crédito, las bases de datos de la tarjeta SUBE, los datos biométricos de las fronteras, todos los mails que se puedan conseguir y hackear, y por supuesto, la información de la AFIP. Hasta las computadoras de Conectar Igualdad forman parte del plan. También, claro está, las bases de datos de las telefónicas."

-Pero ¿qué hacen con todo eso? ¿Cómo se puede procesar? -pregunté.

Volvió a sonreír.

-No se procesa, sólo se guarda.

-No entiendo -le dije, alterado por lo absurdo del relato.

Me tomó de la mano, casi como para calmarme, y me explicó con una certeza que me dejó helado:

-Si aparece algún opositor, cualquiera que comience a molestar al Gobierno, se pone su nombre en el sistema y en segundos aparece toda su data. Se analiza y se decide el plan de acción. No se olvide, mi amigo, de que cuando le digo todo, le estoy diciendo todo. Dónde gasta su dinero, en qué, con quién, cuándo, con quién se junta, a quién le debe, con quién tiene pleitos, y entonces un especialista elige el mejor camino para amedrentarlo primero y, si no es suficiente, destruirlo. Todo esto para llevar adelante la idea fundamental: dividir a la sociedad entre los domesticados de primera y los de segunda. Los de primera son la población que consume, trabaja y produce, ya sea servicios o bienes, y los de segunda son los más humildes, los que están excluidos del mercado laboral, los subvencionados con planes sociales o la Asignación Universal por Hijo. En el círculo íntimo los llaman los "comedores de harina".

-¿Comedores de harina? -le pregunté, sorprendido, casi espantado.

-Sí -respondió-. Son fundamentales para la consolidación del poder. El plan es mantenerlos vivos al menor costo, procurando que la falta de nutrientes siga causando estragos en sus mentes y sólo sobrevivan para las elecciones, en las que indudablemente votarán por el Gobierno. Los expertos en psicología social y otros científicos del grupo sosteníamos que no existía ningún elemento que indicara que ellos puedan rebelarse si se los controla y se los alimenta casi exclusivamente con hidratos de carbono. Al resto, a los domesticados de primera, se los doblega mediante el control de los medios de comunicación y se usa la informática para reprimir. Todo estaba saliendo perfecto, no había un solo impedimento para avanzar a una etapa superior del plan.

-¿Y qué pasó? -pregunté.

-Nos equivocamos. Y por eso nos echaron. Yo los convencí de que no había genéticamente nada que haga que los comedores de harina se rebelen, pero aparecieron los qom.

-¿Los qom?

-Sí, los qom. Ahora gran parte de los fondos del proyecto se destinan a investigar qué tienen esos malditos que la harina y la yerba no logran reducirlos a la marginación absoluta, por qué esos cabrones, a pesar de todo nuestro esfuerzo por doblegarlos, conservan su orgullo y su dignidad.

De golpe dejó de hablar, como si hubiese visto al diablo mismo, se paró y se fue rápidamente y sin saludar.

Confieso que llegué a reírme de los disparates que terminaba de escuchar mientras por otra parte me compadecía del pobre paranoico. Asunto archivado, me dije mientras sacaba el auto del estacionamiento.

Jamás pensé en publicar semejante historia. Hasta que hace un par de meses pude ver en las noticias, de manera reiterada, que los qom estaban siendo literalmente cazados en las provincias de Chaco y Formosa. En ese momento me tenté a publicar algo, pero preferí no correr riesgos.

© LA NACION.

sábado, 24 de enero de 2015

De los gritos a Berni al viraje orquestado por Máximo


Clarin.comPolítica 24/01/15

De los gritos a Berni al viraje orquestado por Máximo
Por Gabriel Levinas


Venía manejando  temprano a la mañana por avenida del Libertador y encendí la radio. Ya empezada su lectura, escuché en el programa de Marcelo Longobardi una nota que por su estilo  reconocí inmediatamente escrita como del columnista Horacio Verbitsky.

En ella, el autor sostenía  con certeza que la muerte del fiscal Alberto Nisman era producto de un crimen, había sido asesinado.

Me sorprendí al finalizar la lectura, ya que la carta había sido firmada por Cristina Fernández de Kirchner, quien había dado un vuelco fundamental en su opinión sobre la muerte del fiscal del caso  AMIA.

Un día después, en este diario, la nota de Nicolás Wiñazki aclaraba mi confusión inicial. La nota efectivamente había sido escrita por Verbitsky con la colaboración del ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni.

Ahora Cristina hablaba de conspiraciones y nuevas certezas.

Más tarde, recibí una información del riñón del entorno presidencial que daba cuenta de una reunión el día miércoles en Olivos de la que participaron el “Cuervo” Andrés Larroque, Wado de Pedro, Carlos Zannini, Máximo Kirchner y la Presidenta de la Nación donde, a los gritos pelados y con insultos, el secretario de Seguridad Berni era telefónicamente interpelado por  CFK y los presentes por su mal manejo del caso desde el inicio y las sospechas que se derivaron de ello.

Cristina le cortó el teléfono y no lo volvió a atender a pesar de los varios intentos del supersecretario.

Cristina quiso echarlo pero los presentes la calmaron.

Y en ese clima, por sugerencia de Máximo, se discutió y aceptó el nuevo plan.

Reconocer el homicidio, sostener que Nisman fue engañado y mandado a la muerte en un macabro plan orquestado por la CIA y el Mossad, e implementado por el ex agente de inteligencia Jaime Stiuso.

La segunda parte del plan consistía en convertirlo a Stiuso en culpable y pedir su extradición, que difícilmente  se consiga, y culpar a los servicios israelíes de protegerlo.

Inicialmente parecía un delirio absurdo, pero con el correr de las horas, después de la nota de Facebook de la Presidenta, la declaración del PJ y la campaña rápidamente montada por el aparato mediático K, pareciera que las cosas van por ese camino.

FUENTE: http://www.clarin.com/politica/Nisman-AMIA-muerte_del_fiscal_Alberto_Nisman_0_1291070959.html#

lunes, 13 de junio de 2011

“El que tiene más poder, tiene mayor responsabilidad”



“El que tiene más poder, tiene mayor responsabilidad”

Por Gabriel Levinas

Diana Kordon, que militó junto a las Madres de Plaza de Mayo, habla de Hebe de Bonafini, su rol en la agrupación y de los cambios que se produjeron desde la llegada de los Kirchner.
Hace ya muchos años que Diana Kordon milita en derechos humanos. En 1976 conoció de cerca la lucha de las Madres de Plaza de Mayo y, desde ese momento, hasta un pasado no muy lejano, brindó su apoyo incondicional a la causa de la Asociación. Motivos ideológicos y personales provocaron su alejamiento de la organización, pero nunca dejó de ser una parte importante de la reivindicación de los DDHH en Argentina. En esta entrevista Kordon relata cómo fue su experiencia al lado de Hebe de Bonafini y cómo desde que asumió el gobierno kirchnerista, se dió un viraje en los objetivos y manejo de la organización de las Madres. Preocupación y angustia por el futuro de la lucha de los Derechos Humanos.

GL: ¿Cuándo comenzaste a trabajar con las Madres?
K: Yo, en realidad, estaba haciendo denuncias y acompañando a algunos familiares, por la represión que muchos nos habíamos enterado que ocurría cuando comenzó la dictadura, y en ese andar, me presentaron a algunas madres que después fueron del núcleo fundador de Madres de Plaza de Mayo.

GL: ¿En qué año fue eso?
DK: A fines del ’76 las conocí. Y después Emilio Mignone me presentó a algunas de las madres, que las conocí en la parroquia de la iglesia Santa Cruz en una actividad que se había hecho, en la que él participaba. De manera que las conocí antes de que se conformaran como Madres de Plaza de Mayo.

GL: ¿Ahí estaba Azucena Villaflor?
DK: A Azucena la conocí, pero con ella no tuve relación. La conocí a Nora Cortiñas, a María del Rosario Cerruti, a Kety Neuhaus. Y después empecé a acompañarlas y a colaborar desde el punto de vista de la solidaridad con el movimiento. Creo que un año después se enteraron de mi profesión (médica psiquiatra), entonces me pidieron si yo podía atender a algunas de las madres en una situación difícil, y posteriormente apareció la problemática de la información a los hijos de desaparecidos, como problema que había que abordar. En ese sentido, algunos años después invité a Dario Lagos, Lucila Edelman, Elena Nicoletti y algunos otros colegas y formamos el equipo de asistencia psicológica de Madres de Plaza de Mayo. Con este equipo, estuvimos con las Madres hasta el año ’90, en el que, en buenos términos, pero ya con diferencias de apreciación alrededor de la situación, decidimos de común acuerdo alejarnos.

GL: ¿Cuáles eran las diferencias?
DK: Teníamos diferencias de apreciación política de la situación. Mientras estuvimos con ellas durante la dictadura, nuestras apreciaciones tenían pequeños matices y en verdad no nos preocupaba, nosotros apoyábamos totalmente la posición de las Madres e incluso, a posteriori, también apoyamos a Hebe, en relación a su posición frente al gobierno de Alfonsín, pero luego fueron apareciendo mayores diferencias. Luego de la separación decidimos conformar un equipo independiente con el que trabajamos hasta el día de hoy, Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial, EATIP, prestando asistencia psicológica a personas que han sufrido la represión política de ayer y de hoy.

GL: Yo la conocí a Yoyi y era una mujer de enorme sensatez y ecuanimidad, sin embargo, en un momento esa sensatez, queda fuera de las Madres, del ámbito cercano a Hebe ¿cómo fue eso?
DK: Yo sobre Yoyi tengo la misma opinión: era una persona que yo quería mucho, valoraba su capacidad y me parece que era muy importante para el movimiento. A mi me parece que fue un golpe muy fuerte en ese momento la separación. En es momento se separó un muy pequeño grupo. Pero en el momento de esa separación, yo estuve completamente de acuerdo con los planteos de Hebe.

GL: ¿Cuáles eran las diferencias?
DK: La diferencia de fondo era la apreciación del gobierno de Alfonsín, yo creo que eso era lo que estaba subyacente. De cualquier manera, la cuestión es que nosotros nunca tomamos posición para tratar de incidir en la política de las Madres, ni ellas lo hubieran permitido: nosotros en ese momento conformamos el equipo de asistencia psicológica y siempre respetamos que la decisión política era de las Madres. Ahí tuvimos que tomar una decisión y fue quedarnos junto a la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Años después, nuestra ida de las Madres, fue a partir de que nosotros también queríamos tener absoluta independencia política.

GL: ¿Sentían que ahí no podían tenerla?
DK: Que no la teníamos y no correspondía que la tuviéramos, porque ese era un movimiento de las Madres, por lo tanto, nosotros respetábamos lo que ellas decían.

GL: En el pasado, cuando tuve la oportunidad de discutir con Hebe, me resultó difícil porque no escuchaba, ¿cómo fue ese proceso de cerrarse?
DK: Hasta que nosotros estuvimos, yo te puedo decir que nos escuchaba.

GL: Pero sería importante para comprender…
DK: Yo creo que Hebe es una mujer que tiene un temperamento muy fuerte, es una mujer muy capaz, muy perceptiva, considero que es una persona enormemente lúcida y, como ella dice, terminante. No obstante, mi experiencia es que he podido hablar con Hebe. Después se fue dando todo un proceso que, en lo que hace a mi posicionamiento, yo me sentí aliviada. El primer periodo después del 90, fue muy duro, fue una pérdida muy significativa el haber dejado de estar con las Madres, no obstante después tuve la sensación de que me sentía en una situación de absoluta libertad de poder opinar publicamente sin comprometer a alguien que no tenía que comprometer. La separación para nosotros implicó un duelo difícil.

GL: ¿En qué momento Schoklender se acerca a las Madres?
DK: Eso es muy posterior…

GL: ¿Cuál pensás que pudo haber sido la causa del acercamiento entre Schoklender y Hebe?
DK: Esta pregunta no la puedo contestar: cómo fue que se conocieron Hebe y Sergio, cómo fue el entramado íntimo entre ellos, me parece que es algo que les pertenece. Yo quiero considerar los hechos que se produjeron.

GL: ¿Y qué fue lo que pasó? Zito Lema se retiró muy asustado, temiendo por su vida y la de su familia
DK: Sí, Zito Lema se fue y en la Universidad de las Madres, hubieron una serie de hechos en los que varios no coincidimos. Yo personalmente nunca quise entrar en la Universidad de las Madres, a pesar de que hemos colaborado durante algunos años con el Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, pero nunca quise entrar a la Universidad de las Madres, precisamente porque me preocupaba perder la libertad de poder responder exclusivamente por mis actos, entonces no quería entrar en una estructura en la que había rumores y uno se enteraba de cosas que pasaban y efectivamente, esas cosas las subsumíamos en que era importante mantener o preservar la historia de las Madres.

GL: ¿Quién estaba a cargo de la organización de la Universidad?
DK: Sergio, con otras personas, pero él fue un pilar muy importante, después estuvo Zito Lema.

GL: Pero ahí hubo tipos como Hermann Schiller, Zito Lema, que se fueron alejando paulatinamente
DK: A mi me parece que hay un problema de fondo en general: hay una mecánica por la cual se saca el problema y todo sigue como si nada pasara. Se saca al que cuestiona, se saca al que plantea alguna diferencia y se mantiene la estructura. Entonces, a lo largo de los años, mucha gente ha pasado por la Universidad, por distintos lugares y va quedando afuera y todo sigue como entonces. Eso por una parte, lleva a un enorme empobrecimiento del proyecto porque para todo proyecto uno diría, bueno: “queremos tener una caja de resonancia en la que se discutan los grandes problemas que hay que discutir en Argentina, desde el punto de vista de los posicionamientos de los profesionales y de los intelectuales”; pero en realidad hay un discurso único, que es lo único que se admite. Entonces a mi me parece que se van eliminando las ideas diferentes, pero no se resuelven los problemas.

GL: Cuando hablás de pensamiento único ¿a qué te referís?
DK: Para mi este tema del pensamiento único también se unifica con lo que pasa con el kirchnerismo.

GL: Pero ella tenía pensamiento único antes de que apareciera Kirchner.
DK: Ella tenía un modo de ver la realidad y un tipo de funcionamiento institucional, pero a mi me parece que lo que cambia la calidad es el ensamble y el hecho de que Hebe pasara a ser operadora de este Gobierno. Eso me preocupa: porque tampoco estoy de acuerdo en que primero el problema era Schoklender, ahora el problema es Hebe y punto. No. Acá hay un problema que el que tiene más poder, tiene una determinada responsabilidad. Hay un tema que es que o estás con el gobierno o sos macrista, o estás con el gobierno, o estás con la derecha; y a mi me parece que este discurso único va totalmente más allá de Hebe, porque hay una absoluta coherencia con algo que se estimula desde los Kirchner. Considero que se produjo una simbiosis Kirchner-Hebe, y la gravedad está en la política de cooptación de los Kirchner. Creo que es un tema fundamental porque ellos se han apropiado de una lucha que nunca fue de ellos y no es pequeño detalle. No es que Kirchner estuvo de acuerdo de entrada con la propuesta de Patricia Walsh de anular las leyes de punto final y obediencia debida, sino que ellos nunca abrieron la boca, nunca hablaron en la provincia de Santa Cruz sobre la problemática de derechos humanos.
Obviamente ellos tenían que legitimar su gobierno, después de los episodios de diciembre de 2001, después de las asambleas populares, después de que Duhalde tuviera que adelantar las elecciones por el asesinato de Kosteki y Santillán, necesitaban garantizar -los sectores que mandan, por decirlo de alguna manera- gobernabilidad y yo creo que el gran descubrimiento de los Kirchner fue que los derechos humanos, que eran banderas muy caras al pueblo argentino, podían servirles como pivote para esa legitimación. Porque ustedes saben que no ha habido una lucha en todo el mundo contra la impunidad y los genocidas, como hubo en la Argentina. Fue una lucha extraordinaria.
Los Kirchner se montan en eso y empiezan a operar, como también lo hicieron con otros sectores, porque intentaron cooptar a todo el mundo, y la cooptación, va acompañada de cooptación económica. Y ponen la plata del Estado sin el menor tipo de control, ni de límites. Yo no me quiero meter en temas económicos, porque no los manejo, pero $1200 millones es muchísimo. Y esto no es un detalle. Y repartir todo tipo de puestos, no es un detalle. Ocultar y exigir el ocultamiento de temas muy graves de derechos humanos que son de este periodo, tampoco es un detalle. Por eso yo digo que hay silencios que también fueron exigidos: ¿por qué el Gobierno no se comprometió en la denuncia e investigación del caso Julio López? Esos son problemas gravísimos: Luciano Arruga, el Indoamericano -ese caso condensa un problema porque es el mismo lugar en donde estaban los obradores para el armado de las casas de las Madres- .
Entonces para mi está este fenómeno de la simbiosis que se dió entre Hebe y este gobierno y la política de este gobierno con la que Hebe trabaja, como dice ella, como un soldado de este gobierno.

GL: Si hay algo que caracterizó al gobierno militar es el pensamiento único, ¿no es extraño que la primera línea de la lucha por los Derechos Humanos en Argentina esté en manos de una entidad en la que termina prevaleciendo el pensamiento único?
DK: Mirá te voy a decir algo que aparentemente no tiene nada que ver. Yo con toda franqueza, tuve un golpe muy fuerte íntimamente, cuando a Leningrado le pusieron San Petersburgo: el día que me enteré, estuve llorando amargamente. La Unión Soviética, hacía muchos años ya que había cambiado su carácter de país socialista, cuando ví que las cosas habían empezado a cambiar tuve un golpe muy fuerte. Esas trágicas experiencias del siglo XX, a mi me han demostrado que hay algunos fenómenos que pueden cambiar de carácter. Hay algunos procesos, en los que hay algunas contradicciones que durante un periodo son secundarias a ese proceso, luego se tornan en contradicciones principales y le cambian el carácter a ese proceso. Esto pareciera que no tiene nada que ver, pero a mi me parece que está profundamente ligado: Hebe podía tener una tendencia a ser terminante, lo que le criticaban de autoritarismo, pero tenía un montón de otras cosas que para mi tenían una importancia muy grande. Ella era un emblema de no transigir, de no hacer concesiones. Este fenómeno que se llamó “el autoritarismo de Hebe”, para mi durante muchos años fue un aspecto secundario del asunto. A mi lo que me parece es que ahora cambia toda la calidad porque, por ejemplo, vos no podés tener una opinión de diferencia con este gobierno porque estás con Clarín y Magnetto. Yo soy una persona de izquierda: no tengo nada que ver ni con Clarín, ni con Magnetto, ni con ninguna expresión de la derecha y tengo una trayectoria de izquierda. Sin embrago, el gobierno se ha propuesto meter este tema con los medios del nuevo monopolio que ellos han armado, por el cual toda opinión que sea diferente es una opinión que va a ser manipulada por los Magnetto. Eso es la esencia del discurso único, porque entonces lo único que podés hacer es opinar que este gobierno es extraordinario, pero tiene algunos defectos.

GL: ¿Cómo se hace para preservar a las Madres, más allá de lo que pueda pasar con Schoklender o incluso con Hebe?
DK: Eso es lo que yo me pregunto. A mi personalmente el tema jurídico no es lo que me preocupa, sino el balance que el pueblo argentino va a hacer de esta situación: porqué yo salí a plantear esta cuestión de Hebe y el gobierno. Porque a mi me parece que la campaña de la derecha ha producido un daño enorme. Nosotros tenemos que demostrar que hay un campo que está preocupado por la problemática de Derechos Humanos, que tenemos que proteger ese campo que tiene en la historia argentina un lugar muy importante y que lo sigue teniendo, que hoy sigue denunciando las violaciones a los derechos humanos. Y por eso yo también esperaba una explicación de Hebe, yo creo que ella está en posibilidad de dar una explicación, pero tiene que correrse del lugar en que se coloca porque pudo haberse equivocado, pero tiene que decir “me equivoqué”.

GL: ¿A qué te referís con equivocación?
DK: Lo primero que quisiera es que Hebe pudiera decir: “estoy reflexionando sobre lo que ocurrió”. Y que se pregunte algo sobre este tema de haber funcionado como un soldado de un gobierno. Estos proyectos de construcción de las casas, Hebe nunca lo hubiera hecho en otro momento, porque ella hubiera exigido que el gobierno haga las casas. Eso hubiera sido extraordinario, no que participe de una empresa constructora.

GL: Cuando yo fui a presentarle a Hebe casos de violación de DDHH -como el de los pueblos originarios-, ella me dijo que eso no le interesaba, que su tema era otro. Eso demostraba una visión muy sesgada de los derechos humanos que se limitaba a los chicos que habían sido desaparecidos por la dictadura.
DK: A mi me parece respetable que Hebe diga: “yo me ocupo de este tema”, y por lo tanto, que ella dijera que con el tema de los pueblos originarios, por ejemplo no se ocupaba. Lo que no me parece acepable es que las veces que han reprimido a los pueblos originarios no se diga nada.
De todos modos, en ese proceso, Hebe fue modificando muchísimas cosas: ella fue denunciando situaciones represivas hasta que llegó el gobierno de los Kirchner. Desde ese momento, Hebe nunca más: con los presos de Las Heras, de Santa Cruz, con lo que hizo Peralta, con la represión a los trabajadores del Casino o a los trabajadores del Hospital Francés. No se trata de que Hebe diga alguna palabra o que salga en algún papelito o información de las Madres, unas líneas; se trata de que Hebe tenía y tiene el peso como para producir acciones que, en realidad, tiendan a frenar esa situación. Eso es lo que Hebe no ha hecho, porque algo que manche a este gobierno no puede ser. A mi me parece que ese es el pacto que cuestiono y que hago como primer gran responsable al gobierno, y subsidiariamente, a Hebe y Schoklender. Quizás este tema de las discusiones públicas es algo que nos debemos, porque no es un tema sencillo: a veces hay acciones tan fuertes que uno elige discutir los temas en espacios menores, pero el problema es que ahora hay que discutirlo abiertamente porque ya las situaciones han cambiado totalmente de calidad. Yo muchas veces me planteé si no había que hacer públicas ciertas discusiones y decidí que no.

GL: Pero no nos fue bien tomando esa decisión
DK: No, así no nos fue bien. Yo durante estos años, muchas veces he pensado en discutirlo cuando Hebe dió unos discursos que me parecieron jorobados. Y a muchos nos atraviesa, porque la imagen de Hebe como paradigma de la lucha, tiene un valor para mi muy grande porque tiene que ver con que no se transige en los principios y eso es lo que cambió.

GL: Cuando ella dijo que estaba dispuesta a pagar la deuda, pero no a cerrar la radio, ni la Universidad, está diciendo: “necesito seguir siendo subvencionada”, ¿de dónde va a sacar la plata sino?
DK: Claro, ese es el subtexto, exactamente. Ahí está el problema: cuando ella plantea esto no dice con qué lo va a hacer.

GL: Además, plantear que el único problema es la deuda tiene que ver con un concepto muy acotado de corrupción
DK: Claro, no es solo la Ferrari. Para mi corrupción es disponer arbitrariamente para hacer lo que se me da la gana con el dinero público, sin responder a ninguna normatividad y sin tener que dar cuenta de eso, a mi me parece que es un tema profundo. Porque yo no puedo hacer algo en nombre de lo justo, porque yo decido que eso es justo. Y si uso el dinero tengo que dar cuenta de eso, porque es el dinero del Estado. Ese es el quid de la cuestión. Cuando Hebe planteó: “el que cobra la indemnización se prostituye”, yo no estaba de acuerdo con esa consigna en lo más mínimo porque yo conozco mucha gente que ha cobrado esa indemnización y que no se ha prostituido. Es decir, a mi me parece legitimo que la Asociación Madres de Plaza de Mayo dijera que no estaba de acuerdo con el cobro de la indemnización, pero decir que todos los que tienen otra opinión sobre eso y cobran, se prostituyen, me parece una barbaridad. ¿Qué tiene que ver esto? Cuando Hebe levantó esa consigna sabe que la plata tiene un efecto, y entonces ¿qué relación hay entre eso y lo que está ocurriendo ahora? A mi me produce un angustia muy grande porque hay algo que uno desreconoce, algo que vos conociste y de golpe se transforma en algo diferente y eso es muy angustiante.
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Nota aparecida en:  http://www.plazademayo.com/2011/06/%E2%80%9Cel-que-tiene-mas-poder-tiene-mayor-responsabilidad%E2%80%9D/

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