lunes, 18 de febrero de 2013

Argentina es el Tercer Mundo con gente bien vestida y rostro bonito




Argentina es el Tercer Mundo con gente bien vestida y rostro bonito

José Brechner
  Ex diputado y embajador boliviano.

Argentina no tiene futuro - José Brechner - ex Diputado y Embajador de   Bolivia ..

Cien años atrás el mundo veía a la Argentina como el país latinoamericano con mayor proyección internacional. El único que por el nivel educativo de sus inmigrantes, podía llegar a competir con los grandes.

Hoy la Argentina es el fiasco más dramático del continente. Hecho que   demuestra, que no son solamente las personas instruidas las que generan el   progreso y desarrollo de una nación, sino que el sistema empleado para   lograr su avance económico es tanto o más importante que la erudición de   sus  habitantes. Los europeos bajo el dominio comunista no eran tontos ni   ignorantes, pero eran despiadadamente pobres.

Si bien las naciones con elevado nivel instructivo y ético suelen llegar a ser más exitosas que las que carecen de esos atributos, el trabajo es mejor  remunerado y los impuestos mejor distribuidos, en sociedades donde la libertad económica es irrestricta, y el gobierno no se inmiscuye en los negocios de las personas.

La Argentina no sólo eligió el camino económico equivocado, sino que carece de principios éticos. Se dejó llevar por la angurria de poder y dinero, pisoteando los valores que hacen a una sociedad decente.. Para reencauzarse,  necesita por lo menos 20 años continuos de coherencia política   y económica,  sin sobresaltos, bajo el imperio de la ley.

Con sus actuales gobernantes y con el fantasma del peronismo, la misión es  imposible.. A Perón no terminan de enterrarlo, y cuando se vive en el  pasado no hay lugar para al futuro.

Las tácticas del manejo gubernamental obedecen a un caudillismo hereditario  canceroso.
La Reina Cristina  accedió al mando sin brindarse a una sola  entrevista periodística ni a un debate con sus adversarios. Simplemente se   sentó en el trono para hacer gala de sus trajecitos de diseñadores famosos, nunca vestidos dos veces. Desde Enero a la fecha su popularidad ha declinado de 56 por ciento a 19.9 por ciento.

La mujer no tiene un solo mérito o virtud, ni capacidad alguna para  manejar   un país. Su parodia de Evita, saca a relucir su agresivo estilo de piquetera   populista cada vez que pronuncia una palabra. Si además es cierto que es   maníaca depresiva, puede llevar a su país a una hecatombe peor a todas las que sufrió el pueblo argentino.

Cristina llegó al poder repartiendo dinero enviado de Venezuela por su buen   amigo Hugo Chávez, y aprovechando de la maquinaria gubernamental   manipulada por su marido. Está rodeada de individuos siniestros... Ex guerrilleros, terroristas y secuestradores, ahora convertidos en cleptómanos burgueses socialistas. Desde que inició su mandato no hizo nada positivo, ni podrá  hacerlo.
Sigue extorsionando a los únicos que mantienen a flote el país:   los   productores agropecuarios.
En casi dos siglos la Argentina no ha logrado convertirse en exportador  significativo de ningún artículo con alto valor agregado. Gracias a sus   descarados e incompetentes gobernantes, continúa dependiendo del campo.
Los optimistas que hace 40 años quisieron crear una industria o comercio   respetable, se encuentran hoy en peor situación económica que cuando   empezaron.
Los guarismos señalan que 26.9 por ciento de la población vive debajo del    nivel de pobreza. De acuerdo al Índice de Libertad Económica, Argentina se   encuentra en el puesto 108 entre 157 países (Chile está en el número 8,   Uruguay en el 40 y Perú en el 55). Entre 150 naciones la banca argentina    ocupa el sitio 149.

La Argentina es el Tercer Mundo con gente bien vestida y rostro bonito.

  - Las calles porteñas llenas de basura se asemejan a algunas urbes africanas.

  - Las villas miserias se expandieron al centro.

  - La criminalidad  y falta de seguridad están enraizadas.

  - La contaminación ambiental es asfixiante.

  - La burocracia es insufrible.

  - Los servicios son pésimos.

  - Y la lista es larga.

En el último medio siglo Buenos Aires prácticamente no se modernizó.... Cualquier ciudad latinoamericana muestra comparativamente mayor desarrollo.

La Argentina desapareció del mapa internacional por completo. Los únicos   países de América Latina que cuentan en el mundo son Brasil y México, a   quienes los argentinos miraban desde arriba. Chile , Perú y Uruguay se   encaminan hacia un futuro promisorio. Argentina no tiene futuro.

Jose Brechner


martes, 12 de febrero de 2013

Una Socialista pone los puntos sobre las Ies.










Beatriz Talegón, de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, pone los puntos sobre las íes a líderes socialistas de todo el mundo acusándoles de ser los responsables de la grave situación actual, mientras estaban reunidos en un hotel de cinco estrellas en Cascais para celebrar el encuentro del Consejo de la Internacional Socialista.

"Me sorprende mucho cómo pretendemos remover la revolución desde un hotel de cinco estrellas en Cascais, llegando en coches de lujo. Me pregunto de verdad si nosotros podemos darle a los ciudadanos una respuesta cuando vosotros, líderes políticos, les decís que los entendéis, que sufrís porque somos socialistas. ¿De verdad sentimos ese dolor aquí dentro?, ¿de verdad podemos entender lo que estamos pidiendo al mundo desde un hotel de cinco estrellas?"

"Desgraciadamente, no hemos sido los socialistas del mundo los que hemos animado a la gente a salir a la calle ni a movilizarse, y lo que debería dolernos es que ellos están pidiendo democracia, están pidiendo libertad, están pidiendo fraternidad, están pidiendo una educación pública, una sanidad pública y nosotros no estamos ahí".

"Vosotros, líderes, mal llamados líderes porque sois los responsables de lo que está pasando".

"Luego os llenaréis la boca en vuestros discursos hablando del desempleo juvenil, de que os preocupan mucho los jóvenes: no os preocupamos en absoluto porque nos tenéis aquí y ni siquiera venís a preguntarnos cuál es nuestro punto de vista".

"Tenemos mucho que decir porque a la gente le interesa saber qué piensan los jóvenes, porque somos nosotros los que estamos pagando las consecuencias de vuestra acción o de vuestra falta de acción".

martes, 5 de febrero de 2013

Todos tenemos una Vaquita





Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vió a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz
sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado, entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:
- En este lugar no existen señales de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿como hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?
El señor calmadamente respondió:
- Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días.  Una parte del producto la vendemos o lo   cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc.., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó al aprendiz:
- Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí  empújela al barranco.
El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia.
Más como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir.
Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel  joven durante algunos años.
Un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos.   Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.
El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven preguntó por la familia que vivía allí hace unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí.
Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita):
- ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?
El señor entusiasmado le respondió:
- Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.
Punto de reflexión: Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia la cual es una convivencia con la rutina, NOS HACE DEPENDIENTES, Y CASI QUE EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VAQUITA TE PRODUCE.
Descubre cual es tu vaquita.   Aprovecha empujar tu vaquita por el precipicio y sacar de ti aquellas cualidades y/o habilidades que tienes ocultas para explotarlas en tu
beneficio y en el de aquellos que te rodean.
Cuentos Zen

viernes, 25 de enero de 2013

El arte del buen comer


Por Mariano Casas Di Nardo
@McasasDiNardo
Especial para ConexiónBrando

La mesa, ese escenario crucial que enfrenta a dos o más personas; ese instante donde el mínimo error puede marcar el destino de un encuentro o peor, de un desamor. Ya sea en una reunión de negocios o en una cena romántica, la elegancia que se ofrece en la mesa, es sin duda, el reflejo de cómo se es en otros aspectos de la vida.

Una secuencia típica e incómoda que puede llegar a suceder, muestra a dos o más comensales frente a una variada artillería de cubiertos, todos elegantemente distribuidos, perpendiculares a una larga hilera de copas, que hacen de fortín al plato. Todos hablan, se miran y comentan anécdotas hasta que alguno se digna a dar el primer paso, el cual será imitado por el resto. Por eso y para evitar esta embarazosa situación, aquí un listado de normas que nos presumirán de educados y correctos.

Vale recordar que todo lo mencionado a continuación no aplica si la informalidad viste la situación, porque tampoco nos vamos a hacer los delicados cuando la mesa está puesta así nomás y lo que hay para comer es una pizza de compra rápida o empanadas sin platos ni cubiertos. Pero sí, si la etiqueta asciende y nos exige criterio. Aquí, un fugaz repaso por el ABC del arte de comer.

Los cubiertos siempre son colocados en el orden en que se van a utilizar, de afuera hacia dentro. A la derecha del plato se sitúan los cuchillos con el filo hacia la izquierda. Junto al plato va el cuchillo de la carne, le sigue el del pescado y si hay sopa, una cuchara. Si se brinda una entrada de camarones, habrá un tenedor especial en el extremo derecho, ya que éste es el único tenedor que se permite de ese lado. Del izquierdo se hallarán los tenedores, siguiendo el mismo orden. Mientras que los utensilios del postre se ubicarán en la parte posterior del plato, la cuchara mirando hacia la izquierda y el tenedor hacia la derecha, uno debajo del otro. Importante: nunca habrá más cubiertos de los que se van a utilizar.

A la hora de cortar, existen dos estilos, el europeo y el americano. El primero consiste en no soltar los cubiertos en ningún momento, con una mano se corta y con la otra se lleva el bocado a la boca siempre con el tenedor con las púas hacia abajo, para pinchar el trozo y llevarlo a la boca. Por su parte, el estilo americano se destaca por cortar hasta tres futuros bocados, dejar el cuchillo cruzado justo enfrente del plato y cambiar de mano para pinchar con el tenedor y así llevarlos a la boca. Jamás hay que cortar toda la comida primero y después comerla, salvo que sea para un menor.

La servilleta siempre la encontraremos del lado izquierdo o sobre el plato en forma rectangular o triangular. Nunca dentro de las copas o en forma de abanico. Y una vez usada, se deja a la izquierda sin doblarla del todo.

Con respecto a la cristalería, las copas se sitúan partiendo del centro del plato hacia la derecha, figurando en primer lugar la copa del agua, luego la copa del vino tinto y por último la copa del vino blanco. Si encontramos una copa estilizada detrás de la del agua, es que una vez finalizada la cena, se servirá champagne.

Las fuentes serán servidas por el lado izquierdo y los platos serán retirados por el lado derecho. A su vez, el vino se servirá siempre de la derecha, ya que sus respectivas copas se encuentran de ese lado.

No utilizar los propios cubiertos para servirse de los recipientes generales como fuentes o salseras.

Por su parte, el comensal deberá sentarse correctamente, con una postura erguida. Jamás se apoyan los codos sobre la mesa. En Europa el individuo deja siempre las dos manos sobre la mesa, mientras que el americano deja, en caso de no utilizarla, su mano izquierda sobre el muslo, por debajo de la mesa (a lo Luis Miguel).

En el momento del diálogo o de beber vino o agua, el ejecutante debe dejar los cubiertos sobre el plato. No se debe accionar con los utensilios cuando se está hablando o bebiendo, menos indicar algo con el cuchillo. Por otra parte, la servilleta no es para sonarse la nariz ni para secarse el sudor, sólo es para limpiarse los labios o suavemente las manos. Y antes de beber, procuremos limpiarnos los labios y así evitar que restos de comida adornen las paredes de nuestra copa.

No se debe levantar el meñique u otro dedo al alzar la copa, ese gesto no denota elegancia, sino todo lo contrario. Y al momento de comer, jamás rodear el plato con el brazo, tampoco empujarlo cuando finalicemos, sólo dejarlo en el mismo lugar hasta que sea retirado.

Los palillos no son aceptados para limpiarse los dientes. Cualquier duda o inconveniente, no sonreír, esperar a terminar y resolver dicho problema en la intimidad del toilette.

Entrando más en lo gastronómico, el único alimento que se come con la mano es el pan. Se coloca del lado izquierdo del servicio principal y se parte con los dedos en pequeños trozos equivalentes a un bocado a medida que lo comemos. Nunca se corta con cuchillo y éste sólo es utilizado para untarle mantequilla o alguna fondue. Queda totalmente prohibido jugar con el pan, a saber: hacer bolitas con la miga, moldearlo, aplastarlo y demás repugnantes etcéteras.

La sopa debe tomarse sin hacer ruido y sin soplar. Si el caldo está muy caliente, recomendamos una interesante conversación que haga de pasatiempo (y de enfriamiento). La cuchara se introduce en el plato por el lado más próximo y se quita por el opuesto, de ese modo, si gotea, caerá sobre el plato; igual, lo más conveniente es no llenar la cuchara. Al terminar, el plato no debe ser inclinado hacia ningún costado y menos beberlo directamente. Preferible que quede un poco y no ser el centro de todas las miradas.

Las ensaladas, tartas, carne, pescado, pastas y legumbres deben ser maniobradas siempre con tenedor. En el caso de las legumbres, habrá que cargarse de paciencia y llenar el tenedor con poca cantidad, y tratar en lo posible, que el trayecto desde el plato hacia la boca no sea un revuelo de lentejas. Del mismo modo se comen las pastas, aunque si su longitud lo requiere, se puede ayudar con la cuchara. El enrosque debe ser cuasi perfecto, de no serlo, habrá que operar hasta conseguirlo. De resultar imposible, agacharse y comérselos mientras se van cayendo queda de muy mal gusto, ni hablar si el recurso utilizado es la aspiración.

Para los pescados extravagantes o mariscos, se proveerá de utensilios especiales, los cuales serán explicados por el anfitrión o por el mozo correspondiente. Por lo general son palitas y tenazas que facilitarán la desarticulación de dichos crustáceos.

Si se necesita algo que está en la mesa por fuera de nuestro radio, pedírselo a otro comensal es la mejor decisión. Nunca cruzar el brazo por delante de otro para tomarlo.

De todos modos, en el campo de la mesa siempre estamos expuestos a situaciones críticas. Entonces ahí actuará el carisma de cada uno, y saber transformar el ridículo o la vergüenza en un chiste o gracia del momento, será nuestra magia. Luego llegará el brindis, la cuenta, la pasión o la firma del contrato, pero eso ya excede a los manuales y a las costumbres del buen comer...

sábado, 19 de enero de 2013

La Sexalescencia Tener 60 en el Siglo XXI


La Sexalescencia
Tener 60 en el Siglo XXI

Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta años. LA SEXALESCENCIA.  
Es una generación que ha pateado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales el hecho de envejecer.

Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del siglo veinte para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entónces dónde meterse, ni cómo vestirse.
Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria.  
Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura rioplatense le dio durante décadas  al concepto del trabajo.  
Lejos de las tristes oficinas de J.C. Onetti o Roberto Arlt, esta gente buscó y encontró hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganó la vida con eso.  
Supuestamente debe de ser por esto que se sienten plenos...algunos ni sueñan  con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen de adentro en uno y en la otra. Disfrutan estando al "pedismo", porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias ,desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o volar una paloma desde el 5º piso del depto. 
Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante.  
Ella trae décadas de experiencia de hacer su voluntad, cuando sus madres sólo podían obedecer  y de ocupar lugares en la sociedad que sus madres ni habrían soñado con ocupar.  
Esta mujer sexalescente pudo sobrevir a la borrachera de poder que le dio el feminismo de los 60´, en aquellos momento de su juventud en el que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad.  
Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, otras eligieron tener hijos, otras eligieron no tenerlos, fueron periodistas, atletas o crearon su propio "YO S.A.".  
Pero cada una hizo su voluntad.
Reconozcamos que no fue un asunto fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente.  
Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo;  la gente de"sesenta", hombres y mujeres, maneja la compu como si lo hubiera hecho toda la vida.  
Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail con sus ideas y vivencias.
Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo.  Raramente se deshacen en un llanto sentimental.  
A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, a lo sumo... y a otra cosa 
La gente grande comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada.  Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo...Ellos, 
los varones no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura tuneada de una vedette.  
En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.
Hoy la gente de 60, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente,recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, por que la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.
La gente de 60 de hoy, celebra el sol cada mañana  y sonríe para sí misma muy a menudo...Quizás, por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los de sesenta en el siglo XXI.
  

jueves, 17 de enero de 2013

Discurso de Pepe Mujica en Río






El discurso ya se está considerando histórico,
Mujica habló ante una audiencia de mandatarios que con desgano escucharon las verdades brutales que les decía, recién a días del discurso, la prensa internacional y el mundo comienzan a tener en cuenta que no fue un simple discurso el que dijo el presidente uruguayo.

Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias al pueblo de Brasil y a su Sra. presidenta, Dilma Rousseff. Muchas gracias también, a la buena fe que han manifestado todos los oradores que me precedieron.
Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de apoyar todos los acuerdos que, esta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir.

Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta.

Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable. De sacar las inmensas masas de la pobreza.

¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo que queremos es el actual de las sociedades ricas?

Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿tiene el mundo los elementos materiales como para hacer posible que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso posible?

¿O tendremos que darnos otro tipo de discusión?

Hemos creado esta civilización en la que hoy estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo.

Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, cuya mirada alcanza a todo el planeta.

¿Estamos gobernando esta globalización o ella nos gobierna a nosotros?

¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?

No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el contrario: el desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis que tenemos no es ecológica, es política.

El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre. Y a la vida.
No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida. Esto es lo elemental.

Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la sociedad de consumo es el motor de esto. Porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.

Pero ese hiper consumo es el que está "agrediendo" al planeta.

Y tienen que generar ese hiper consumo, cosa de que las cosas duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida.
¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100 mil horas encendidas!
Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político.
Nos están indicando que es hora de empezar a luchar por otra cultura.

No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un “monumento al atraso”.
Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado,
"sino que tenemos que gobernar al mercado".

Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político.
Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también los Aymaras- definían: “pobre no es el que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho”.
Y desea más y más.

"Esta es una clave de carácter cultural"

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan.
Y lo voy acompañar, como gobernante.
Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo "rechinan".
Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa.
La causa es el modelo de civilización que hemos montado.
Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay poco más de 3 millones de habitantes.
Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del mundo.
Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas.
Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne.
Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están consiguiendo las 6 horas.
Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes.
¿Por qué?
Porque tiene que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto, cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana?
¿Solamente consumir?

Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad.
Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra,
del cuidado a los hijos, junto a los amigos. "Y tener, sí, lo elemental"

Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos.
Cuando luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama "felicidad humana"

martes, 15 de enero de 2013

Los Montoneros no supieron valorar la Democracia



A 25 años de la publicación de "Soldados de Perón. Los Montoneros", su autor, el británico Richard Gillespie, comparte con este diario sus reflexiones sobre ese pasado y las vinculaciones del fenómeno guerrillero con el presente.

“Cuando un partido o movimiento empieza a buscar una hegemonía duradera, con el Estado como instrumento principal, la calidad de la democracia sufre”. Quien habla es Richard Gillespie, inglés de Lanca­shire, noroeste de Inglaterra. Es autor de uno de los libros más emblemáticos escritos sobre el peronismo y el proceso revolucionario de los años ’70, Soldados de Perón. Los Montoneros , de cuya publicación se cumplieron 25 años este 2012. Esa investigación, que llevó seis años de intenso trabajo, se transformó en best seller no bien saltó al mercado, en agosto de 1987.
La vinculación del historiador con nuestro país había nacido un tiempo antes, más precisamente en 1971. Ese año, luego de haber finalizado sus estudios de ciencias políticas, empezó su fascinación por la política latinoamericana y en especial por la capacidad de movilización de la Juventud Peronista. Cuatro años más tarde, con algunas líneas de investigación y un español que apenas arañaba lo entendible, caminaba por la Buenos Aires de los últimos meses antes del golpe de Estado, entre la crisis económica y los embates policíacos de José “el brujo” López Rega.
Gillespie, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Liverpool, fundador del think tank Europe in the World Centre y editor de Mediterranean Politics , tomó su cámara Instamatic y se internó en el riñón de ese movimiento político joven, radicalizado y católico, que había apostado a comienzos de la década todo su arsenal político-militar a diseñar un nuevo país y, luego del regreso de Juan Domingo Perón, había tenido el atrevimiento de desafiar al líder en su propio terreno.
En esta entrevista exclusiva para La Voz del Interior habla sobre esa época teñida de sangre y sobre este presente marcado por la polarización. Son dos peronismos, dos realidades, la más cercana queriendo revivir un pasado que no pareciera tener ya demasiado sentido.
–En el prólogo de la edición de 2008, usted escribe: “Montoneros mantiene un lugar destacado en la historia de la insurgencia por ser el ejemplo de guerrilla urbana que más éxito relativo ha tenido a nivel mundial”. ¿Cómo se explica esa idea?
–Los Montoneros superaron a sus contemporáneos de la guerrilla urbana a nivel internacional en varios sentidos: las dimensiones de sus operativos militares (alrededor de 1975), su capacidad de movilizar y encuadrar a los militantes y simpatizantes y los recursos que acumularon. En este sentido, la guerrilla montonera superó incluso a los Tupamaros en Uruguay, que fueron vistos desde Europa como prototipo de la guerrilla urbana, y que fueron quizás el movimiento más comparable a nivel de la estrategia. La guerrilla urbana fue un factor importante en la derrota de regímenes autoritarios en Argentina, pero al final no llevó al triunfo político de sus protagonistas. Y junto a los movimientos que puedan reclamar éxitos relativos, hay que recordar casos de movimientos que fracasaron sin conseguir nada. Hay que pensar en Brasil, Venezuela, y algunos países centroamericanos, más o menos en la misma época. Las comparaciones internacionales son muy instructivas porque demuestran los límites del voluntarismo militarista, la importancia de la política y del contexto específico en cada país.
–Su libro debe ser uno de los textos más citados y consultados de nuestra literatura histórica moderna. ¿Cómo fue trabajar en aquellos años cuando no había tanta documentación disponible y el acceso a hablar con los protagonistas era una tarea muy riesgosa?
–Los recuerdos de los años de la investigación en 1975-1976 están muy vívidos en mi memoria. Como cualquier investigador académico, pasé muchas horas leyendo, repasando documentos en archivos o en bibliotecas, pero también tuve experiencias que no había anticipado al planificar el proyecto. Por ejemplo, reuniones semiclandestinas con algunos contactos; la necesidad de escaparme de personas que intentaron seguirme después de haber comprado algún libro político en una librería; el temor de ser encontrado con material considerado subversivo durante un rastrillaje de las fuerzas de seguridad por la noche o la dificultad de sacar mis papeles de investigación del país.
–¿Cree que la pelea de Perón con Montoneros fue determinante para que el líder no pudiera, no quisiera o no supiera encontrar en esa juventud ilustrada o en otro militante a su heredero natural?
–Creo que Perón nunca perdió su mentalidad militar y por eso, después de regresar a Argentina en los ’70, perdió muy rápido la paciencia con las movilizaciones espectaculares de la Juventud y con sus intentos de condicionar la orientación de su gobierno. A la vez, la habilidad política del líder no era lo que había sido en el pasado. No tenía idea de quién sería el heredero. Lo importante para él, para reivindicarse históricamente, había sido volver a Argentina y regresar a la Casa Rosada.
–¿La democracia era un valor en esa época o simplemente el medio para llegar a la revolución?
–Mi impresión es que, mientras la Juventud Peronista disfrutó enormemente de la libertad durante el año ’73, la mayoría de la izquierda peronista y marxista no supo consolidar esta conquista. Tenían razón en no confiar demasiado en la estabilidad de la apertura política, dado que los militares se habían retirado con su poder intacto y los gobiernos elegidos a partir de los años ’50 nunca habían podido durar un período completo en el poder. Pero en vez de valorar el potencial democrático y buscar desarrollarlo, la izquierda peronista se quedaba en el fatalismo. Eran minoritarios los elementos de la izquierda peronista que sí intentaron adaptarse a la nueva situación y que abandonaron la lucha armada para hacer política. Pienso en algunos militantes de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) con bastante historia en la resistencia peronista. Esta gente rompió con la coalición montonera, pero incluso ellos no encontraron forma de canalizar una alternativa peronista, radical y civil. Fueron muy aislados y pronto se desanimaron.
–¿Qué era el Estado era para los Montoneros?
–Los Montoneros tenían un concepto marxista bastante crudo del Estado. Lo veían como instrumento de coerción y campo de batalla fundamental en una Argentina muy polarizada. Querían usarlo como instrumento de transformación social también, pero primero había que conquistar su control. En la práctica, tenían poco tiempo para moverse abiertamente a nivel político antes de la contraofensiva de la derecha y las bajas que sufrieron en los años siguientes pueden explicar, en parte, la dedicación actual de la Cámpora a la colonización del Estado.
–¿Qué le aportó Montoneros al peronismo?
–Más que conceptos, los Montoneros aportaron al peronismo la acción, al impulsar diversas formas de lucha (no solamente violentas) y organización popular, reforzando así un movimiento que en la oposición se vertebraba en el movimiento sindical. Al reclutar fuertemente en las universidades, hubo cierta actividad intelectual también, con la que se intentaba reinterpretar el nacionalismo argentino en consonancia con una visión de transformación social. Esto ayudó a Perón a mostrar una cara más progresista, brevemente, al regresar al país en 1973. Pero a largo plazo, los Montoneros no pasaron de atraer a una minoría importante de argentinos a su visión de los retos para el país.
–¿Fracasaron solamente por sus propios pecados o los derrotó lo más conservador del peronismo?
–Los Montoneros no cuestionaron el principio vertical de organización peronista porque este coincidió con el enfoque del grupo armado original y se lo consideraba esencial para la seguridad de la organización y su eficacia. Los dirigentes no se mostraron suficientemente flexibles para adaptar los métodos de actuar. No lo facilitaba tampoco la agresión violenta desde la derecha, que empezó unos meses después de la elección de Héctor J. Cámpora.
–¿Se puede aplicar aquí esa frase de Marx que dice “la historia se repite dos veces, la primera vez como tragedia y la segunda como farsa”? ¿Montoneros fue una tragedia para el peronismo?
–Una tragedia, no. Formaba parte de un drama con muchos actores adicionales y de un movimiento que se consumó en una guerra interna que facilitó la vuelta al poder de las fuerzas reaccionarias. Los resultados fueron claramente trágicos. No quiero usar palabras como “farsa” para describir la Argentina de hoy, pero sí me parece triste y preocupante la manera en que el país parece haber quedado cerrado en una división configurada por el pasado y con agendas que no se adaptan a las realidades globales de hoy.
–Según su mirada de historiador, ¿cree que es necesario que la izquierda peronista revise lo sucedido en la década del ’70?
–Todo movimiento político debería intentar aprovechar el capital, formado por su propia experiencia histórica, y la de otros movimientos comparables. La izquierda peronista no es ninguna excepción. No se trata de hacerse cargo de un fracaso porque era una experiencia con elementos positivos, aparte de los negativos. La izquierda peronista, junto con otras fuerzas políticas populares, tiene el derecho de reivindicar su papel en la oposición al régimen militar, que finalmente forzó la realización de las elecciones en 1973 y un período breve de libertad política. También llegaron a tener una capacidad de movilización social extraordinaria. La tarea de sacar lecciones de la historia tendría que ser cuestión de identificar aspectos positivos y no solamente negativos, y de aprovechar de las lecciones para renovarse en un contexto político diferente. Reivindicar la historia del movimiento de izquierda peronista sin espíritu crítico y autocrítico o renunciar a toda una experiencia, sin matizar, lleva a la esterilidad política.
–¿Qué diferencia encuentra entre aquel grupo de jóvenes que soñó con una revolución, que hasta se atrevió a desafiar a Perón, y La Cámpora, este otro grupo de jóvenes que enarbola elementos simbólicos de los ’70?
–Me es difícil hacer una comparación de este tipo dado que conozco los años ’70 de Argentina mucho mejor que la situación política de hoy. Tengo más simpatía con los de ayer porque se enfrentaron a un régimen de corte exclusivista que negó derechos básicos a la mayoría de los argentinos, y en muchos casos los jóvenes, de varias orientaciones políticas, se arriesgaron mucho buscando el cambio político y social. El contexto político actual es bastante plural y es más difícil entender desde afuera la polarización, quizás ahora menos estructural que en el pasado e intencionalmente buscado y promovido por el grupo al que usted se refiere. Ciertamente, hay algunos paralelismos, porque la Tendencia Revolucionaria de los
’70, al tener la oportunidad en 1973-74, buscó colonizar puestos en el aparato del Estado y en las universidades para consolidar su influencia política. Pero esto en un contexto muy diferente al de hoy, tanto a nivel nacional como global. Cuando un partido o movimiento empieza a buscar una hegemonía duradera, con el Estado como instrumento principal, la calidad de la democracia sufre. Sin embargo, supongo que la ambición de dominar el sector público también tiene mucho que ver con la debilidad del sector privado y la sociedad civil. Me parece que La Cámpora tiene más claro a qué se opone que adónde quiere llevar al país. Desde lejos, da la impresión de contentarse con la política nacional y no tomar muy en serio los retos internacionales del país.
–¿La juventud supone un valor agregado para un político?
–No. Sin embargo, hay que reconocer que cuando un país quiere sacarse de encima a un régimen autoritario, después de muchos años de represión política, suelen ser los jóvenes los que hacen una diferencia en el balance de las fuerzas. Les falta la memoria de sufrimiento personal, tienen menos inhibiciones que sus mayores y pueden reforzar mucho un movimiento de oposición popular. Los ejemplos abundan: desde la generación de 1956 en España, los sandinistas en Nicaragua y, más recientemente, los jóvenes en el norte de África durante la llamada Primavera Árabe. Pueden aportar mucha energía, coraje e inventiva de métodos de lucha y, a la vez, suelen venir con ánimo de radicalizar los fines buscados.
Ficha personal
Richard Gillespie tiene 60 años, es profesor en varias universidades inglesas e integrante del Departamento de Política de la Universidad de Liverpool. Luego de estudiar la izquierda peronista, tema de su doctorado (1979), se dedicó a investigar el socialismo español. En 1996 fundó la revista académica Mediterranean Politics, que publica artículos sobre las relaciones de esa región de Europa. En 2008, Editorial Sudamericana publicó la tercera edición de su libro consagratorio, pero esta vez bajo el título Soldados de Perón. Historia crítica sobre los Montoneros. Actualmente, estudia la dinámica de la evolución nacionalista en la España contemporánea.
Junio de 1975, un extranjero solo en Buenos Aires
“Los recuerdos más duraderos de aquella época son en gran parte los momentos de inseguridad, de riesgo y de preocupación ante un futuro incierto, pero también mantengo memorias felices de las personas que me ayudaron en momentos problemáticos y que se convirtieron en amigos. Al haber llegado (en 1975) sin ninguna experiencia de residencia en un país extranjero, solo y con muy pocas palabras de castellano en mi vocabulario, reconozco mucho la generosidad de las personas que me ayudaron a encontrar un sitio para vivir y que me explicaron cosas muy básicas pero esenciales para subsistir, como, por ejemplo, la manera de pedir una “chica de muzzarella” en la pizzería más cercana. En un tiempo en el que había muy poca confianza entre la gente fuera de la familia o del círculo íntimo, nunca voy a olvidar a las personas que decidieron ayudarme a encontrar contactos. Me imagino que en algunos casos se basaban simplemente en la impresión interpersonal, pero en otros casos algunas personas esperaban, al mostrarme su confianza y su solidaridad humana, facilitar un proyecto de investigación seria y posiblemente útil para entender a su país”.

FUENTE: http://www.lavoz.com.ar